Migración y economía
En estos momentos el tema de la migración está de “moda”, no solo por los disturbios que se están dando en California y otras partes de Estados Unidos, sino por la importancia que tiene para la economía mexicana, y por qué no decirlo, la americana también. Los sucesos que se están viviendo en la actualidad no dejan lugar a dudas sobre cómo la migración está cambiando las economías tanto de México como del vecino del norte. Trump sabe que una parte importante de su electorado está en contra no de la migración, sino de los migrantes, en especial de los mexicanos por las alteraciones que se dan con razón parcial, en el mercado de trabajo, que es donde me concentraré, porque de otra cosa no sé nada.
La migración y el mercado laboral están estrechamente vinculados, influyéndose mutuamente en términos de oferta y demanda de trabajo, desarrollo económico, regulación laboral y dinámicas sociales. Es claro que la migración es positiva desde la perspectiva económica, pero no necesariamente desde la política, es por eso que quisiera explorar en este espacio cuatro factores determinantes que vinculan a los migrantes con un asunto económico; el mercado de trabajo porque Trump es el argumento que ha utilizado hasta el cansancio para buscar deshacerse de todos aquellos migrantes ilegales que “destruyen la grandeza de América”, según él.
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El primer factor del que se debe hablar en este breve análisis es la oferta y demanda de trabajo. La migración modifica la composición de la fuerza laboral en un país o región. Cuando hay una afluencia significativa de migrantes, la oferta de trabajo aumenta, impactando los salarios a la baja y las condiciones laborales se deterioran porque aumentan los candidatos a cada plaza abierta, disminuyendo las posibilidades de encontrar trabajo para los locales. Para los empresarios y dueños del capital, la migración es una forma de abaratar los costos y mejorar la competitividad. Dependiendo de la educación de los migrantes, pueden ocupar sectores con escasez de talento o competir con los trabajadores locales en ciertas industrias.
En el caso de la migración altamente calificada, como esa que se da de ingenieros al valle del Silicón, a las universidades y centros de investigación principalmente, los migrantes suelen tener habilidades y competencias altamente especializadas, que son apreciadas en sectores como la tecnología, la salud o la investigación como ya lo había dicho, generando mayor competitividad y desde luego, mayores ganancias para quienes los contratan. Más del 50 por ciento de la fuerza laboral de primer nivel del estado de California es extranjera.
Sin embargo, así como se tienen migrantes altamente especializados, los hay como los mexicanos que van a Estados Unidos en su gran mayoría, poco calificados y que usualmente van al campo, la construcción, la manufactura básica y los servicios, en general se ha dicho que nuestros paisanos hacen los trabajos que los propios norteamericanos no quieren. Sus salarios son regularmente más bajos que el salario mínimo porque caso contrario, los empresarios no los contratan, incrementando así las ganancias del otro lado del Bravo. El presidente Trump cree que el mercado laboral norteamericano podrá generar trabajadores de tan baja escala después de más de seis décadas de estar literalmente abandonado este segmento laboral (este fenómeno migratorio comenzó en los años sesenta con el programa “bracero” y desplazó a los norteamericanos de los trabajos de más bajo salario). No será posible porque salarios tan bajos compiten literalmente con los programas sociales, por lo que será posible no trabajar y ganar lo mismo que trabajando.
El siguiente factor es la relación entre migración y salarios, ya que la primera afecta directamente a los trabajadores en su ingreso. En algunos casos, la llegada de trabajadores con menores expectativas salariales presiona los ingresos de los trabajadores locales a la baja, generando una distorsión nada buena para el mercado laboral; mientras los salarios tienden a la baja por la flexibilidad que tienen los migrantes a trabajar por menos dinero, los precios siguen manteniéndose al nivel de vida local, creando un diferencial salarial que reduce los niveles de vida donde hay grandes cantidades de migrantes y esto afecta a la población local negativamente haciéndoles perder capacidad de consumo.
Sin embargo, a pesar de que la teoría ha sido comprobada en Europa y en Estados Unidos, la excepción es el propio estado de California, donde la migración mexicana de bajo nivel educativo prevalece y a pesar de todo, sigue siendo el estado de unión americana con el mayor crecimiento del Producto Interno Bruto en los últimos cuatro años. Hay que mencionar que para el empresario, bajar los salarios y tener una mayor rentabilidad por la flexibilidad laboral de un migrante ilegal es ideal, aunque tampoco es sostenible a largo plazo porque se empiezan a crear asentamientos de migrantes ilegales que no logran integrarse a la cultura local, creando problemas posteriores y arrestos masivos, por ejemplo, que terminan por dejar a las empresas sin trabajadores por la misma situación.
El tercer factor es la innovación y el desarrollo económico. Los trabajadores migrantes han demostrado ser clave para la innovación y el desarrollo en muchos países. Aportan diversidad de pensamiento y habilidades que pueden contribuir a la creación de nuevas industrias y productos. Además, en el caso de los migrantes emprendedores, pueden impulsar la creación de empleos y generar dinamismo económico. El propio Elon Musk, hasta hace algunos días el mejor amigo del presidente norteamericano, es sudafricano y es migrante legal. Los migrantes ilegales no contribuyen en esta parte, pero investigaciones de la Universidad de California en Berkeley han demostrado que los hijos de migrantes ilegales son dos veces más propensos a ir a la universidad que los propios norteamericanos. Este hecho es entendible porque los padres buscarán que sus hijos estén mucho mejor en la medida de lo posible, que lo que estuvieron ellos. Este detalle ha ocasionado que en las universidades del sur de Estados Unidos predominen los estudiantes latinos.
Ya para terminar, uno de los temas más controversiales al momento en Estados Unidos es si los migrantes, en especial los ilegales, hacen uso de los recursos fiscales y las prestaciones sociales que da el gobierno. Sin embargo, los migrantes contribuyen con impuestos y pueden fortalecer la sostenibilidad del sistema de pensiones y seguridad social. A pesar de que algunos migrantes no pagan impuestos porque no están contratados legalmente, sí pagan el IVA, impuestos de alquiler y renta de casas, y en general todos aquellos que vayan asociados al consumo.
Trump argumenta también que no solo los migrantes ilegales, sino también los legales, “sacan” riqueza de Estados Unidos, exportan dólares a sus países de origen, lo que según él nuevamente, es un problema grave para la economía. Esto no es cierto, ya que las exportaciones monetarias o transferencias no llegan a representar ni el 0.8 por ciento de la masa monetaria del coloso norteamericano en un año cualquiera. Tome en cuenta que el migrante promedio mexicano manda entre 380 y 450 dólares por mes a México, cantidad que no tiene importancia para Estados Unidos. Otro pretexto simplemente para satanizar la migración.
Algunos números para concluir y cerrar como siempre esta columna. Hay 14 millones de migrantes ilegales en Estados Unidos, de los cuales cinco millones son mexicanos, según cálculos del Buró de Economía Norteamericana (NBER) al mes de marzo de 2025. Según la misma fuente, de 2019 a 2024 se fueron de México para el otro lado del río Bravo solo (tono de ironía a su máxima expresión) dos millones. La migración legal o ilegal será siempre una solución a los problemas que aquejan a los ciudadanos de un país. La realidad del ser humano es buscar oportunidades para llevar a cabo sus sueños, sus deseos de superación, en donde se pueda, sobre todo cuando en su propio territorio solo hay muerte, abusos de poder y un desdén por la vida.