Militarismo: mitos y realidades

Opinión
/ 16 septiembre 2022

    Mito: “O estamos con el Ejército o con el Narco” (Rubén Moreira).

    Realidad: el cinismo de tal falacia cae por su propio peso. Mantener al Ejército en las calles hasta 2028 no garantiza un cambio radical en la inseguridad pública por tres razones: 1.- No existe política pública en seguridad pública federal que oriente, con sentido estratégico, las fuerzas militares en un combate sistemático al crimen organizado. 2.- No hay voluntad política por parte los 32 gobernadores –con excepción del de Coahuila– por enfrentar las fuerzas del crimen organizado. 3.- Ninguno de esos gobernadores –menos Miguel Riquelme– tiene un modelo de seguridad pública que parta de un mando civil (el gobernador) con la capacidad de coordinar, logística y operativamente, las acciones de las Fuerzas Armadas, las policías estatales y las municipales para blindar sus respectivos estados.

    Mito: “A todos nos conviene que se amplíe el plazo para que sigan las Fuerzas Armadas en labores de seguridad” (AMLO).

    Realidad: falso. Los únicos beneficiarios directos son dos: 1.- El narcotráfico y el crimen organizado que continuarían su expansión geográfica y poderío militar bajo la política fracasada de “abrazos no balazos” y el empeño fallido por combatir las causas de la criminalidad. 2.- AMLO, quien usaría los militares bajo cualquier excusa, para asegurar la transexenalidad de Morena. Ejemplos de ello serán intimidar y/o reprimir a opositores de Morena –en forma de personas e instituciones– y suspender las garantías individuales de los mexicanos, si las elecciones de 2024 fuesen contrarias a las expectativas de Morena.

    Mito: “Más allá de los resultados electorales de 2024, las Fuerzas Armadas mantendrán la institucionalidad respecto a la Presidencia de la República”.

    Realidad: falso. AMLO cooptó la voluntad institucional de las Fuerzas Armadas para asegurar su fidelidad mediante tres estrategias: 1.- “Les otorgó un presupuesto con un incremento del 60.5 por ciento. El mayor de 2011 a la fecha”. 2.- Les ofreció opacidad y ausencia de rendición de cuentas para utilizar esos dineros. “Sólo en 2021, las Fuerzas Armadas recibieron 142 mil millones de pesos”. 3.- Finalmente, “les dio el control operativo y directivo de más de 20 funciones que incluyen áreas estratégicas, ajenas a la naturaleza castrense, construcción de infraestructura civil (Aeropuerto Felipe Ángeles, refinería Dos Bocas, Tren Transístmico, etcétera), administración de aduanas marítimas, aeropuertos y participación operativa en programas sociales”.

    Mito: “El impacto de la militarización en el país será mínimo en la vida del país”.

    Realidad: falso. Un reporte de Integralia (2022) lo precisa que ocurrirá: 1.- Un predominio de lo militar sobre lo cívico 2.- Una pérdida de las capacidades de instituciones civiles para fortalecer al Estado. 3.- Una estrategia de seguridad pública deficiente. 4.- Un debilitamiento del pacto federal porque las Fuerzas Armadas concentrarán el poder militar del país. 5.- Un incremento en la fragilidad de las policías estatales y municipales que serán relegadas a un segundo plano. 6.- Un aumento en las violaciones de derechos humanos. 7.- Una incentivación de la corrupción y la opacidad al interior de las Fuerzas Armadas. 8.- Una gradual politización del Ejército para ocupar puestos de elección popular y/o en la administración pública, otrora civil. 9.- Una disparidad en la competencia entre empresas y militares que actuarán bajo una lógica empresarial no de seguridad nacional.

    Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.

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    Columna: Panóptico

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