Mirador 11/03/2024
Esta flor campesina se llama amor de un rato.
Tiene ese nombre porque abre sus pétalos por sólo unos momentos, a la salida del sol, y luego los cierra cuando arrecia su calor y brilla más su luz.
Es pequeña la flor, tanto que cabe en un verso de apenas cuatro sílabas. Y es muy humilde: le avergüenza estar entre las rosas que huelen a rosa y los claveles que huelen a clavo. Las dalias tienen vanidad de damas, y la pomposa flor que nombran bandera de España parece penacho de casco militar. El amor de un rato se pierde entre esas galas. La única gala que tiene ella –gran gala, ciertamente– es la de ser.
Me entristece el nombre del amor de un rato.
La vida es tan efímera, y la felicidad tan breve, que con los años he aprendido que todos los amores son amor de un rato.
¡Hasta mañana!...