Mirador 15/01/2025
No le temo a la muerte. ¿Acaso le temí a la vida? Si nacemos para morir, quizá muramos para nacer
Este amigo mío con el que tomo la copa –varias– los martes en la noche encuentra profundas reflexiones en las profundidades de su vaso. Anoche me dijo:
-No le temo a la muerte. ¿Acaso le temí a la vida? Si nacemos para morir, quizá muramos para nacer. No sé qué me preocupa más: que haya algo después de la muerte o que no haya nada. Aquí entre nos, y ya que has bebido lo mismo que yo, te diré que prefiero la segunda opción. Por un lado, las mitologías no son nada tranquilizadoras en cuanto a lo que sigue después de la muerte; y por el otro, he vivido ya lo suficiente como para desear vivir una vez más.
Le pregunto:
-¿No crees entonces en el más allá?
Me responde:
-Tengo mis dudas. Y a veces también tengo mis dudas sobre el más acá. Me agrada este amigo mío cuando está sobrio, pero más me agrada cuando no lo está.
¡Hasta mañana!...