Mirador 2/05/2025

Opinión
/ 1 mayo 2025

Esta enredadera que crece en un rincón de mi jardín tiene nombre bello y sugestivo: se llama jazmín de Arabia.

A la caída de la tarde su perfume llena todo el ámbito y me llena todo a mí. El aroma de la planta no es sutil: es sensual, voluptuoso, pasional. Trae consigo reminiscencias de Las Mil y una Noches. Supongo que tal es la fragancia que despide el cuerpo de las huríes del sultán.

¿A qué olerá el olor de santidad? No a jazmín de Arabia; de eso estoy seguro, que trasciende a amor erótico. Por eso la planta deja escapar su aroma cuando se va la tarde y la noche llega. No quiero que la enredadera vaya a disgustarse conmigo, por eso no le doy el calificativo de lasciva. Lo es, un poco, aunque debo reconocer que su lascivia es inocente, como la de una doncella que sin darse cuenta incita a pecar.

No me hago ilusiones, pero si hay reencarnación espero haberme portado en esta vida en tal manera que merezca reencarnar en sultán.

Ojalá.

¡Hasta mañana!...

Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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