Mirador 20/11/2025

Opinión
/ 19 noviembre 2025

Desconcertado, sorprendido, no supe qué decir. Añadió ella, retorciéndose las manos con desesperación: La perdí, y ahora no la encuentro

En el templo de San Francisco, en La Antigua, Guatemala, me abordó una mujer. Me preguntó, angustiada:

–Señor: ¿ha visto mi alma?

Desconcertado, sorprendido, no supe qué decir. Añadió ella, retorciéndose las manos con desesperación:

–La perdí, y ahora no la encuentro.

Se retiró sin más, al tiempo que buscaba por todos los rincones del hermoso templo. El sacristán, que estaba cerca, me explicó:

–Está privada de razón. Todos los días viene a buscar su alma. No sé por qué piensa que la perdió aquí.

Salí de ahí a la luz clara de la tarde. Por la noche, en la duermevela, volví a ver –o la soñé– a la mujer que perdió su alma. Ha de ser muy triste eso de perder el alma, aunque pienso que debe ser más triste perder el corazón.

¡Hasta mañana!...

Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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