Miscelánea (2)
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Hay días negros, casi todos los días lo son. Pero, este pasado domingo 11 de septiembre fue un día aciago, un verdadero “Domingo Negro”. Y creo que usted ya notó la connotación de este nombre o título, es una vieja película que amén de estar entretenida y tensa en su trama, se desarrolla en un domingo cuando mis Pittsburgh Steelers en férrea lucha en el emparrillado, ganan uno de sus logrados “Super Bowl”. El juego en sí tuvo suficiente excitación, drama y emoción, que soportó la trama de la película de Hollywood.
Domingo negro entonces este pasado 11 de septiembre. El día inició lerdo, como son casi todos los domingos. Domingo asfixiante conforme pasan las horas y llega la infernal y monótona tarde. Los domingos, por ser el descanso de Dios, la vida se detiene y el olvido cae como un fardo en las espaldas de los humanos. Ese día sería o fue el inicio de la temporada de Futbol Americano. Deporte de hombres, no de payasos. También, fue día de mi texto “Gubernatura 2023. Aritmética de los adelantados”. El cual fue un díptico de análisis y sentencia publicado por su servidor, en estas generosas páginas de VANGUARDIA en su “Domingo de Opinión”.
Desde temprano, mensajes y llamadas para comentar mi texto no se hicieron esperar. Intercambié opiniones y palabras con inteligentes políticos pero sobre todo, con lectores como usted el cual me favorece con su atención. En un rato que amainaron los comentarios y ciertas críticas a mis letras (los morenistas no tienen ideas, pero son aguerridos. No todos, algunos de ellos son brillantes, como mi amigo, el jefe Reyes Flores Hurtado del cual sigo pensando lo mismo: él y nadie más debería de ser el candidato a la gubernatura), enfilé mis pasos a una barbería a acicalarme mí enredado cabello.
Regresando a mi casa, el Apocalipsis se hizo presente en letra redonda: tres mensajes con diferencia de segundos, tenía listos en mi celular antediluviano. Un común denominador, tanto el escritor Armando Oviedo de la ciudad de México, el analista y melómano Raymundo Mendoza y claro, el académico y empedernido lector, el abogado Gerardo Blanco Guerra, me alertaban: había muerto el gran, el gran, el inconmensurable escritor y columnista Javier Marías. Me olvidé de ver a mis Steelers. Una desgracia su sentida muerte. Le estoy preparando un par de textos en doliente homenaje a esteta tan alto, íntegro y digno. Un autor universal.
Punto uno: México es un llano en llamas. En todos los aspectos y en todas sus aristas. El periodismo está en agonía. En todos sus aspectos y en todas sus aristas. Pero sigue siendo fundamental y básico y valeroso para el crecimiento de la sociedad. La palabra escrita es peor que un fusil de repetición. La palabra es un arma mortífera, se sabe desde tiempos de la antigüedad. Los Estados totalitarios temen más a la pluma, que a la revuelta callejera o alas armas largas.
Esquina-bajan
Punto dos: Los hombres pasan, las ideas echan sus raíces en los hombres libres y es imposible contenerlas. Se teme a la palabra escrita, a las palabras que todos conocemos, pero que, por magia y reflexión del escritor, se convierten en oro o bien, fuego eterno, cuando aparecen en oraciones que penetran por la mirada, el corazón, la piel y la inteligencia. Lo anterior y no otra cosa, fueron los casos de la censura, exilio y persecución de Anna Ajmatova, Joseph Brodsky, Paul Celan, Salman Rushdie, Danilo Kis, Guillermo Cabrera Infante, Reinado Arenas... por citar algunos ejemplos. La ficción –escribe el francés Christian Salmon– representa una amenaza para el mundo. Y el mundo trata de conjurarla.
Punto tres: México es un terrible ejemplo de lo anterior. En el sexenio de su majestad Andrés Manuel López Obrador, en lo que va de su terrible sexenio, van 23 periodistas asesinados. Otros datos hablan de hasta 30 compañeros muertos. La barbarie. El mejor periodista es el periodista muerto, sin pluma, sin voz, sin papel, sin diario, sin radio, la nada.
Punto cuatro: Hace días murió la reina Isabel II de Inglaterra. Lamento su muerte como ser humano, pero totalmente intrascendente para mí. Planas y ríos de tinta han corrido. Se añora un estatus que no se tiene y jamás de va a tener. Es la realeza, el glamor. La nada. Se admira a una Reina ajena, mientras en México en la última encuesta del Inegi, “Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021” 7 de cada 10 mujeres mexicanas han sufrido un incidente de violencia de género (por ser mujeres) en sus hogares. ¿Reinas y Princesas? Sí, en Inglaterra, no aquí.
Punto cinco: No hay para carne. Y cuando hay dinero... es vigilia. La inflación alcanzó en agosto 8.7 por ciento de inflación, es decir, la cifra más alta en 21 años y 8 meses (cifra del Inegi). En lenguaje cristiano es lo siguiente: no hay lana para comprar lo básico. Hay hambre. Y si hay hambre, los niños no tienen qué comer. Y si no tiene qué comer, es notorio que los niños están una o dos o tres tallas por debajo de su edad. Ni se diga su aprovechamiento escolar: vacío. ¿A dónde vamos? A ningún lugar.
Letras minúsculas
“Pero yo no quiero trabajar, no quiero aprender ningún oficio. ¿Por qué? (Preguntó el hada a Pinocho) Porque trabajar me cansa.” Carlo Collodi en “Pinocho”. Los niños no aprenden, los adultos ya no trabajan. Con “Onlyfans” la escuela es basura...