Morena: Su talón de Aquiles (recargado)

Opinión
/ 20 noviembre 2024

En esta entrega respondo a tres preguntas que resumen varios comentarios que recibí sobre mi entrega editorial del pasado lunes.

1) ¿Qué tan profunda es la división existente entre el liderazgo de izquierda histórica de Claudia Sheinbaum versus el liderazgo populista conservador de corte priista de Andrés Manuel López Obrador, como para suponer una ruptura al interior de Morena que imposibilitaría su institucionalización?

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Un antecedente: la lucidez intelectual del periodista Ramón Alberto Garza precisó en su libro “Dos Familias: Una Nación” los dos paradigmas políticos que han gobernado el país de 1970 a 2024: el modelo nacionalista revolucionario de Luis Echeverría Álvarez y el tecnócrata neoliberal de Carlos Salinas de Gortari.

En 2018, con la bandera antineoliberal, Andrés Manuel López Obrador renace el primer paradigma echeverrista y profundiza su conservadurismo y su raigambre populista, afianzado por una oleada populista global, inexistente en 1970.

Sin embargo, hoy en 2024, desaparecidos del mapa político el neoliberalismo y la oposición (PRI-PAN) que le respalda, emerge un tercer paradigma al interior de Morena para confrontar al obradorismo-echeverrista: la izquierda histórica, que a pesar de su entierro con la caída del Muro de Berlín en 1989, insiste en rescatar esa utopía desfasada por la historia.

Esa tendencia izquierdista no sólo es minoritaria al interior de Morena, sino que además está subordinada al poder superior de la maquinaria obradorista y su séquito priista.

Además de Claudia, en esa tendencia, están las familias Alcalde, Bartres y Concheiro, Clara Brugada, Rafael Barajas “El Fisgón”, Héctor Díaz Polanco, Gerardo Fernández Noroña, Dolores Padierna y René Bejarano, entre otros. Ninguno, con excepción de Noroña, con una posición de poder significativa.

Frente a ellos, en posiciones estratégicas de poder político, está la mitad del gabinete legal de Sheinbaum, la mayoría de los 23 gobernadores, senadores, diputados federales e integrantes de Morena, que incluye al prospecto futuro a la presidencia: Andy López Beltrán. Todos comparten, de una manera u otra, el ADN priista recubierto de obradorismo.

La contradicción entre ambos paradigmas es irresoluble, pues mientras la izquierdista de tonalidades estalinistas respira a través de principios ideológicos −casi inamovibles−, la derecha populista −como la priista− es flexible y pragmática. ¿Puede esta imponerse de manera autoritaria sobre la otra? Sin duda, pero eso no ocurrirá porque se necesitan ambas para subsistir, con y a pesar de la tensión que pueda generar su relación. La condición para esta izquierda, que podría tener por formación ideológica las aspiraciones de Hugo Chávez o Evo Morales, es una: mantener su papel subordinado al paradigma obradorista-echeverrista.

2) ¿Qué otros factores, además de tal fractura interna, dificultarían la institucionalización de Morena y ayudarían a su demolición?

La contradicción interna antes analizada es un factor necesario, pero no suficiente para que el proyecto morenista se desmorone.

Tres aspectos son cruciales: 1) El papel de una oposición, hasta hoy inexistente, con la capacidad política y estratégica para agudizar esa contradicción hasta su fractura irreparable. 2) la muerte física de Andrés Manuel por las enfermedades que acumula desde hace décadas o su muerte política, ante su eventual captura por las autoridades norteamericanas por sus supuestos vínculos con el Cártel de Sinaloa. 3) la escasez de recursos públicos para mantener los (billonarios) programas sociales al ejército electoral morenista.

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3) ¿Cómo se refleja el análisis anterior en Coahuila?

Con excepción de Antonio Attolini, el modelo izquierdista de Claudia no tiene referente militante en Coahuila; Cecilia Guadiana y su prometido Américo Villarreal tienen raíces priistas, pero también Shamir Fernández, Jorge Luis Morán, Gerardo Berlanga, Ricardo Mejía y Héctor Franco, entre otros.

Por su pasado prianista, tampoco se salvan Reyes Flores Hurtado y Luis Fernando Salazar.

Alberto Hurtado y Diego Del Bosque, por ejemplo, como muchos morenistas locales, imitan una ideología que nunca aprendieron para estar en el lugar y en el tiempo necesario. Nada más.

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