¡Mueran los gachupines!

Opinión
/ 3 octubre 2022
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Los mexicanos formamos una nación de dos orígenes. Quien exalta uno y vitupera el otro es tan descastado como el que niega el otro para reconocerse sólo fruto de uno. En el pasado, pugnas de sangre y nacimiento dieron origen a tremendos odios. Criollos y peninsulares se enfrentaron, y su inquina daba lugar lo mismo a matanzas graves que a cuchufletas más graves aun.

Decían los peninsulares:

En la lengua portuguesa

al ojo le llaman CRI,

y aquel que pronuncia así

aquella lengua profesa.

En la nación holandesa

OLLO le llaman al culo,

y así con gran disimulo,

juntando el CRI con el OLLO,

lo mismo es decir CRIOLLO

que decir OJO DE CULO.

Respondían los criollos:

GACHU, en arábigo hablar,

es en castellano MULA,

PIN la Guinea articula,

y en su lengua dice DAR.

De donde vengo a sacar

que este nombre, GACHUPÍN,

es un muladar sin fin

donde el criollo, siendo culo,

bien puede sin disimulo

cagar en cosa tan ruin.

Venturosamente, el paso de los años y la maravilla del mestizaje dieron fin a esos odios, y ahora nos sentimos parte de una misma raza que hace de España y de los pueblos de América Latina una hermandad unida por lazos que nada puede ya romper.

Por muchos años subsistieron, sin embargo, esos empecinados resquemores. Viene a cuento recordar la anécdota que solía narrar don Artemio. Un 15 de septiembre, en la ceremonia del Grito en el Zócalo, la turbamulta traía a mal traer a un pobre individuo de tez clara y de cabellos rubios.

-¡Mueran los gachupines! -gritaba la iracunda multitud- ¡Vamos a matar a este gachupín!

Con el pobre infeliz querían cobrarse los agravios de la Conquista y la quema de los pies de Cuauhtémoc por Cortés, episodio del cual muchos se acababan de enterar en ese mismo instante, lo que les encendía más la cólera.

A punto de ser colgado de un farol, aquel desgraciado a quien la chusma creía gachupín alcanzó a decir en el último extremo de la desesperación:

-¡Señoges, por favog! ¡Yo no soy gachupín! ¡Soy fgancés!

-Está bien -decretó entonces el cabecilla de la multitud-. Vamos a dejarlo pa’l 5 de mayo.

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Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

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