Muerte convertida en pascua
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Lo muerto tiene significado hermético. Lo que se acabó. Lo que desaparece. Lo que dejó de ser. En muchas culturas denota un sentido de pérdida, de ausencia, de privación. Muchas otras intuyeron un tipo espiritual invisible de existencia. Muere el cuerpo; pero no el alma.
Jesús, el hijo del hombre, vence a la muerte con su resurrección. La naturaleza divina se unió a la humana en una sola persona. Ofrece un sacrificio como un segundo Adán, cabeza de la humanidad. El inocente se ofrece por los culpables y gana para todos la victoria sobre la muerte.
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La muerte de la naturaleza humana se convierte en pascua. Hay posibilidad de salvación por la pureza de vida, centrada en la revelación del maestro Jesús.
El pueblo sencillo limpia y adorna con flores los sepulcros y algunos hasta invitan a los muertos a disfrutar de sus viandas preferidas, frente a sus retratos y objetos por ellos usados.
Desde la fe, los más sabios oran por si alguna necesidad tienen los que se purifican para disfrutar de la gloria. Y el folclor crea desfile de catrinas esqueléticas, portando lujosas y abigarradas prendas, con regocijo y comicidad.
La muerte, convertida en pascua, está vencida por la resurrección de Cristo resucitado que ofrece, a todos los que lo sigan compartir esa victoria.
ESO QUE LLAMAN “PUEBLO”
Es claro que “el pueblo” no es la sola minoría más grande. Ni siquiera es la sola mayoría. El pueblo no son solo los empadronados. Ni siquiera los votantes, ni los triunfantes porque han de incluirse también los abstencionistas. El pueblo es toda la ciudadanía.
Si se gobierna para todos, se gobierna para “el pueblo”. El “pueblo” son “todos”. Eso incluye los que están de acuerdo, los que están en desacuerdo y los que no acordaron. Los derechos ciudadanos no dependen de opiniones sino de nacionalidad.
La representación popular parlamentaria ha de darse en las cámaras de diputados y senadores. Solo podrán representar la opinión de los que representan si tienen coloquio, constante, de retroalimentación para no aportar propias opiniones sino que se conviertan en eco de lo escuchado en sus territorios de base.
Ahora es desenfoque ordinario confundir lo mayoritario con lo popular.
GENTE CON MIEDO
Sentirse amenazado, inseguro y vulnerable hace que la gente tenga miedo. Por eso se requiere siempre una actuación de la autoridad que prevenga, condene y sancione.
Una actitud permisiva oficial pone en riesgo la paz, la tranquilidad, la sensación de confianza. Esa confianza es sostenida por un blindaje legal y policial, completado por una inteligencia perspicaz de vigilancia e investigación. La fe verdadera puede superar todos los miedos. Pero a este recurso, íntimo y personal, de cada uno, ha de sumarse la sabiduría gubernamental de una constante supervisión siempre oportuna.
TÉ CON FE
-Me quiero ir lejos, apartarme de todo.
-Sí. Pero recuerda que no podrás escaparte de ti si no sales a amar y a servir.
-¿Y debemos estudiar la Biblia para enseñarla?
-Sí. Pero es mejor escucharla con el corazón para vivirla y sembrarla.
-Yo soy progresista, soy revolucionario.
-Bueno, como sigues revolucionando, conservas tu revolución. Entonces también eres conservador...ja!