Noventa años de un noble y emblemático edificio. El Ateneo Fuente de Saltillo (1)

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Siempre que miro el edificio del Ateneo Fuente vienen a mi memoria los versos del poeta Jorge Guillén, cantor de la vida y la esperanza, en su poema “Cima de la Delicia”: “¡Qué alacridad de mozo, / en el espacio airoso, / henchido de presencia!”.
La casa del Ateneo, que ha cobijado a tantos en la adolescencia, cumplió el viernes pasado 90 años de vida y aún sigue abriendo sus brazos a múltiples generaciones de estudiantes con la alegría de un joven recién acicalado, henchido de presencia en el recuerdo y en el ayer, pero con la mira puesta en el porvenir. Al amparo del Ateneo Fuente y en su emblemático edificio, se forman hoy los coahuilenses del mañana.
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A lo lejos, desde la avenida Universidad al norte de la ciudad de Saltillo y con rumbo hacia el oriente, se divisa el majestuoso edificio del Ateneo Fuente, y en la medida en que nos acercamos al bulevar Venustiano Carranza resalta aún más entre los edificios de los alrededores. Y no sólo por su altura. El edificio, erguido en franco reto al tiempo, parece tender sus brazos a la comunidad ateneísta. Su peculiar desplante y estilo arquitectónico son una generosa invitación a trasponer su umbral y adentrarse en sus espacios. El arquitecto Jesús Ramírez Rodríguez encontró la figura perfecta para describir su particular arquitectura en su libro “La Obra de Zeferino Domínguez Villarreal en el siglo XX” (2007): “Su planta y figura frontal tienen similitud con la imagen de una madre que da la bienvenida a sus hijos. Esta metáfora que alude a la cultura es perfecta al ideal ateneísta”. Y ciertamente, cual madre amorosa, el edificio acoge a todos en su seno. Zeferino Domínguez fue el ingeniero que proyectó y construyó el edificio conforme a la idea del gobernador Nazario Ortiz Garza.
La sede actual del Ateneo Fuente, en la confluencia del bulevar Venustiano Carranza y la avenida Universidad, es un bello edificio construido exprofeso para alojar a la institución educativa y uno de los más emblemáticos de la ciudad de Saltillo. Inaugurado en 1933, a finales de 2016 fue declarado patrimonio cultural del estado por el Gobierno de Coahuila, a fin de que su arquitectura no sea modificada ni se levanten a su alrededor construcciones que alteren su entorno y asegurarle, además, recursos federales para su conservación [LED1].
A punto de cumplir 156 años de vida, el Ateneo Fuente es una institución educativa concebida en sus inicios como escuela preparatoria y de estudios superiores. Como tal, dio vida a muchas de las escuelas y facultades que hoy forman la Universidad Autónoma de Coahuila y se convirtió en piedra angular de su nacimiento en 1957. Considerada una de las insignias coahuilenses de la educación, el Ateneo extiende su influencia a lo largo y ancho del país y más allá de sus fronteras a través de casi 60 mil egresados y cientos, quizá miles, de prestigiados maestros.
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La idea de construir un nuevo edificio surgió en 1930 a raíz del Congreso Nacional de Estudiantes realizado en la ciudad de Monterrey, al que concurrieron representantes estudiantiles de todo el país. Uno de los temas principales del Congreso fue la creación de la Universidad del Norte para atender la demanda de estudios superiores en la región. La mayoría de los congresistas dieron su voto a favor de su establecimiento en la ciudad de Saltillo, y el gobernador Nazario S. Ortiz Garza decidió construir el edificio del Ateneo Fuente para alojar a dicha institución y con la mira puesta en la futura universidad norteña, proyecto que finalmente derivó en la apertura de universidades estatales en las entidades [LED2].
El estado de Coahuila tuvo en don Nazario a un gobernador visionario que supo abrirle camino a la educación y la proveyó de edificios funcionales, de perdurable construcción y bello estilo arquitectónico. El Ateneo Fuente no fue la institución matriz de la Universidad del Norte de México, pero sí la generosa madre que dio vida a la Universidad Autónoma de Coahuila y a un gran número de sus escuelas y facultades, formándolas y alojándolas dentro de sus instalaciones.