Para no tener... la importancia de la educación en el mundo

Opinión
/ 16 julio 2024

Singapur ha erigido la educación como un pilar fundamental de su identidad y desarrollo desde sus primeros días como nación independiente. La inversión masiva en este sector ha cosechado frutos en forma de un sistema educativo reconocido por su eficacia y resultados.

Es de tal importancia la educación que, en cada detalle del billete de 2 dólares, se refleja la convicción de que la educación es un motor de progreso tanto a nivel individual como colectivo. Este billete no solo representa un medio de intercambio, sino también un recordatorio palpable de los valores que sustentan la sociedad singapurense: el mérito, la innovación y la búsqueda constante de la excelencia. Es un homenaje a los logros alcanzados a través del aprendizaje riguroso y a la promesa de un futuro mejor, donde cada ciudadano está equipado para enfrentar los desafíos globales con confianza y competencia.

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MITOS

El billete de 2 dólares de Singapur con su símbolo educativo es un emblema tangible de una nación que cree en el poder transformador del conocimiento, guiando sus pasos hacia un mañana más brillante y prometedor, mientras que en México todos los billetes hacen alusión al pasado, clara manifestación de encontrarnos atrapados en lo que ya fue, junto con los mitos, agravios, enconos, desencantos y frustraciones que persisten en nuestra sociedad y que desgraciadamente seguimos reproduciendo en las nuevas generaciones, condenando así su futuro.

FUTURO

Finlandia es un pequeño país, que ha sabido enfilarse al futuro en brevísimo tiempo. Es considerado como el más democrático del mundo y menos corrupto; además, figura en un lugar destacado en la competitividad mundial y tienen un lugar privilegiado en cuanto a investigadores científicos. Su sistema educativo gratuito es de los más sobresalientes del mundo, gracias a la preocupación del gobierno, a la excelente preparación de los maestros y a la meritocracia.

El desarrollo de Finlandia, en un inicio, se basó en la explotación de la madera, luego en el diseño y producción de muebles, más tarde desplegaron al mercado todo tipo de utensilios para el hogar, después empezaron a diseñar y producir teléfonos celulares.

¿Qué provocó que este diminuto país hoy sea una potencia mundial en investigación, diseño e innovación? ¿Qué hizo que Finlandia pasara de las materias primas a la creación e innovación? ¿Cuál fue su secreto? La respuesta es sencilla: educación visionaria basada en el futuro.

Los centros de enseñanza del país nórdico empezarán a aplicar un método nuevo conocido como “phenomenon learning”, que se centra en aprender a través de la exploración y el descubrimiento de fenómenos reales o situaciones del mundo real.

EVIDENCIAS

Muchos piensan que lo que hace a un país más rico que otro radica en la cantidad de recursos naturales que posee, pero existen ejemplos como Japón cuyo territorio es diminuto y montañoso, y es una de las naciones más poderosas del mundo, gracias a su disciplina y, por supuesto, a una educación basada en el futuro.

El caso de Suiza es también interesante: no tiene océanos, pero si una flota mercante que se puede encontrar en todos los puertos del mundo navegando bajo la bandera de ese país. Causalmente, Suiza carece de cacao y posee las más destacadas marcas de chocolate del mundo. Inclusive, con un limitadísimo territorio, produce los mejores lácteos de Europa y quizá del planeta. Su clave: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado.

¿Qué decir de China y la ancestral India? ¿Cuál ha sido la clave del rápido desarrollo económico de estas naciones? En la china avanzada, por ejemplo, los niños estudian más de 10 horas diarias, primero en escuelas formales y luego, por las tardes, en centros de tutoraje privado.

Insisto: educación intensa basada en el futuro, no en el pasado.

ENFERMIZA

Paradójicamente, los países que poseen menos recursos naturales o aquellos que tienen menos posibilidades de crear, de innovar, de producir, de progresar, son los que avanzan a velocidades sorprendentes; mientras que otros países, bendecidos sobradamente por la naturaleza, quedan en el atraso, en la pobreza, en la esquina de la indiferencia, justificando su fracaso, culpando a otros, librando guerras intestinas, lamiendo sus imposibilidades como si fueran viejas heridas que jamás sanan; poseídos, obsesionados y distraídos por su pasado histórico, sin el pragmatismo que reclama las realidades actuales, como infortunadamente es el caso de México.

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México, en lugar de estar educando para el futuro, en general insiste en quedarse atrapado en su pasado, dejándose guiar por los muertos, por las ideas y creencias de sus héroes y de sus históricos acontecimientos que, si bien es menester recordarlos y siempre honrarlos, a ninguno de ellos les tocó vivir en esta época caracterizada, entre otras cosas, por la innovación, la velocidad de los mercados, los rapidísimos cambios tecnológicos, la globalización e información galopante, el Internet, las redes sociales y por una economía que se distingue por el dominio de la mente sobre el esfuerzo físico y la explotación de los recursos naturales; por tanto, requerimos fincar los esfuerzos en las realidades actuales y formar para el futuro, educar para la innovación y aprender de los países que lo están haciendo bien.

La enfermiza costumbre y obsesión de vivir en el pasado, de buscar más de lo mismo, de dejarnos guiar por ideas obsoletas; por la imposibilidad de dejar atrás rancios agravios, ha provocado que muchos países, hace apenas unos lustros economías paupérrimas, ahora nos aventajen años luz en el bienestar económico y social de sus habitantes.

APENAS...

Singapur, de apenas 719 kilómetros cuadrados, es la ciudad-estado más próspera de Asia y del mundo; ejemplo de eficiencia energética y símbolo de modernidad; como punto de comparación, Coahuila es 216 veces más grande que esta microscópica nación.

Esta isla era una colonia inglesa, incrustada en una zona pantanosa y sin recursos naturales; de hecho, importa todo lo que consume, hasta la mismísima agua. Hoy es el país más globalizado y uno de los más ricos del mundo, donde la corrupción es inexistente.

El país se reinventó totalmente, hoy basa en las exportaciones de productos electrónicos y manufacturas y, aunque parezca impensable, en el refinamiento de petróleo, destacando la industria naval, la biotecnológica, la ingeniería y arquitectura (que también exportan), el comercio y las actividades bancarias y financieras.

Sobresale su industria turística: los viajeros se hechizan por sus espectaculares playas, así como por el excesivo y riguroso cuidado del gobierno en cuanto al orden, seguridad y limpieza de sus calles y lugares de esparcimiento.

El puerto de Singapur es uno de los más relevantes a nivel mundial en virtud de las toneladas de mercancías que anualmente se manejan. ¿Cómo lo lograron? Con una educación basada en el futuro, no en el pasado.

TRINCHERAS

El crecimiento económico es necesario para la reducción de la pobreza, pero el auténtico lo que se requiere es el desarrollo económico, que no necesariamente depende de los recursos naturales, ni del tamaño del país o de su posición geográfica, sino de un sistema de gobierno que lo impulse.

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De los ejemplos citados, se puede apreciar que la causa de pobreza colectiva de México no se deriva de la falta de petróleo o de riquezas naturales –evidentemente las tenemos-, sino, en primer término, por la falta de una educación moderna, por la existencia de un modelo educativo vetusto, inoperante y perverso; por la ausencia de gobiernos honestos e inteligentes, por los congresistas que no visualizan el futuro; por la impunidad y la corrupción; por los monopolios; por alejamiento del orden; por la ausencia de acuerdos para los desacuerdos; por la carencia de una visión compartida; por el no cumplimento de los compromisos pactados; por ausencia de perseverancia, honradez, puntualidad y responsabilidad cotidiana para ser productivos y generar calidad en los diarios quehaceres; en fin, estamos como estamos, por la carencia del carácter necesario para emprender todos los días la chamba con dedicación, empeño y espíritu de superación; por nuestra patética obsesión por albar el pasado.

POR TANTO

México solicita personas con mentalidad de ganadores, de conquistadores, de abundancia; necesita emprendedores poseedores de espíritus indomables, personas con una educación moderna y futurista.

Nuestro país requiere seres humanos preparados para inventar el futuro en el presente, dispuestas a crear, desde sus propias trincheras, un progreso ascendente; es decir, mexicanos dispuestos a no hacer más de lo mismo, despuestos a dejar de tener, precisamente, la decadente realidad social, política y económica que hoy, a todas luces, para nuestra propia vergüenza, padecemos.

cgutierrez_a@outlook.com

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