Personas extraordinarias: el arqueólogo Francisco Cueva
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Cuando en la lucha cotidiana por el ser, se encuentran personas capaces de desprenderse de lo que es propio, la vida se renueva y alcanza nuevos matices.
Hace poco visité la frontera sur de México en territorio tabasqueño. Tenosique y Balancán son dos lugares muy especiales por el verdor de su entorno a pesar de que ha sido desmontada la selva para la explotación del ganado vacuno y, recientemente, por la devastación que ocurre para que puedan ponerse las vías ferroviarias y estaciones para que el Tren Maya pueda trasladarse.
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Fueron la diputada tabasqueña Loly Zubieta y su esposo, Jorge Valenzuela, quienes me invitaron a ofrecer conferencias sobre el tema de Pueblos Mágicos. En Balancán visitamos las ruinas de Moral-Reforma, conjunto de edificios que restaurándose podría hacer palidecer al mismo Palenque.
El responsable de la restauración es un arqueólogo que ya tiene más de un año al frente de una cuadrilla de trabajadores que él mismo consiguió entre la población. Dice que al Gobierno Federal le importan más los números que la historia. Asegura que no coinciden los datos que se brindan en la Mañanera con la realidad de los resultados que se obtienen en materia arqueológica.
Francisco Cueva es un mexicano ejemplar porque está ofreciendo su último tiempo de trabajo profesional, ya que está por jubilarse, a una causa muy difícil de desarrollar que requería de alguien dedicado al 100 por ciento en ella. Confiesa que no logró lo que se necesitaba de acuerdo con el proyecto inicial de restauración, y es que los apoyos reales del INAH no fueron suficientes. Este arqueólogo es un buen maestro porque también está considerando a jóvenes de la región para enseñarles a clasificar los trozos de cerámica encontrados en el sitio y enumerarlos para su próxima integración en vasijas de gran valor histórico, porque Moral-Reforma data del periodo preclásico maya.
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Este lugar fue un punto de control para quienes utilizaban para navegar, desde la ciudad de Tikal, el río que actualmente lleva el nombre de San Pedro Mártir, en el que aún quedan vestigios de las construcciones mayas para hacer que la corriente fuera menor y permitir la pesca local.
El arqueólogo Cueva nos mostró con emoción las que fueran habitaciones, compartiendo que están en muy buen estado las condiciones de los edificios que ya se han encontrado y que es un conjunto de varios patios.
Compartió también que han hallado 41 entierros de habitantes del lugar bajo las edificaciones y que en un edificio contiguo se encontraron 13 osamentas que no incluían la cabeza, de posibles enemigos de otras poblaciones, lo que se traduce en el hecho que los mayas eran guerreros poderosos.
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No se conoce el verdadero nombre de estas construcciones, el arqueólogo Cueva está esperando encontrar una estela en la que aparezca.
Le pregunté si tendría interés de proseguir liderando la restauración del sitio después de su jubilación y me dijo que ya era parte de su proyecto de vida; respuesta viva y evidente de un hombre extraordinario. ¿Cuántos coahuilenses tendrán un proyecto de vida?
Encuesta Vanguardia
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