Poder a los militares
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A menos que la Suprema Corte declare inconstitucionales las reformas recién aprobadas por los legisladores morenistas y sus aliados, con el PRI de “Alito”, los militares tendrán por ley los poderes que tanto han querido y peleado desde tiempos de Felipe Calderón. Si subsisten esas reformas, los militares contarán con respaldo legal para lo que ha sido una realidad de facto desde hace 15 años: la presencia y actuación protagónica de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.
Pese al drama e indignación que la militarización suscita en la opinión pública de oposición, llama la atención el silencio de Felipe Calderón, brillan por su ausencia sus críticas a López Obrador en el tema; y es que para Felipe, criticar la decisión lo haría tanto o más incongruente que AMLO.
Reza un dicho popular que “sólo las mulas y los letreros no cambian de opinión”, pero mirando el debate desde fuera, salta a la vista que sus críticos de ayer ahora apoyan la militarización, y viceversa, los que aplaudieron la militarización calderonista hoy condenan a AMLO.
Para el análisis, ayuda que el Presidente nos haya ahorrado parte del debate. Era impactante ver a los seguidores de AMLO haciendo maromas para justificar lo que tanto criticaron en el pasado, pero ya no es necesario, López Obrador reconoció que había cambiado de opinión cuando le presentaron la magnitud de la crisis de inseguridad que vive el país, que entendió que sólo el Ejército podía controlar la situación y por tanto, había que darle sustento legal a sus acciones.
Reza un principio general del derecho: “aceptación de parte, relevo de pruebas”. Al cambiar de opinión, AMLO traicionó una de sus principales promesas de campaña. Lo puso en evidencia el Senador sin partido Emilio Álvarez Icaza, utilizando su tiempo en tribuna para presentar en pantalla el discurso que hace algunos años pronunció en el propio Senado el líder nacional de Morena, Mario Delgado, contra la militarización de la seguridad pública durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. A veces, callar es la mejor defensa, solitos se pusieron en evidencia.
Con este cambio de opinión AMLO está apostando a una estrategia que ya demostró su ineficacia y fracaso. Aunque no de derecho, el Ejército lleva quince años en las calles sin abatir la violencia asesina. El Gobierno ha gastado en ello miles de millones de pesos del presupuesto público para combatir el crimen organizado que sigue controlando vastos territorios.
Paralelamente, la militarización apuesta al debilitamiento de las fuerzas civiles de seguridad pública con un resultado estremecedor. Año tras año, sexenio tras sexenio, la cifra de homicidios crece, mientras que el 93 por ciento de los delitos ni siquiera se denuncian o no se les abre carpeta de investigación y el manto protector de la impunidad sigue en su 98-99 por ciento. Apostar a una política pública ya fracasada, cuando están de por medio vidas humanas, más que necedad, es complicidad, corrupción, ineptitud.
Por último, tenemos la idea rara, rancia, por decir lo menos, muy típica del nacionalismo populista de los años 60 y 70 del siglo pasado, conforme a la cual el Ejército mexicano sería incorruptible, incapaz de violar derechos humanos, defensor y garante de la Patria. Pura retórica engañabobos, los hechos y la historia están ahí para desmentirla.
El Ejército está concebido, organizado y normado para tareas específicas, no para realizar labores policiacas. Por su formación, la milicia y la policía son y deben ser abismalmente diferentes.
Ninguna organización humana que carezca de controles legales, administrativos y políticos, estará libre de corrupción. “La ocasión hace al ladrón”, reza el refrán popular. Para prueba un botón: la propia Fiscalía de Gertz Manero y López Obrador, anunció haber expedido órdenes de aprehensión contra un general y veinte militares por los hechos sucedidos en Iguala, hechos y omisiones en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Llama la atención que la FGR acuse al general Alejandro Saavedra Hernández, quien fuera titular de la 35 Zona Militar asentada en Chilpancingo, por ignorar las alertas del C-4 sobre el ataque a los estudiantes de Ayotzinapa. Mutatis mutandis, el general Luis Cresencio Sandoval que estaba a cargo de la Guarnición Militar de Piedras Negras actuó en esa misma forma cuando el poblado de Allende, Coahuila, ardía en llamas y el Cereso de Piedras Negras era un centro de torturas y asesinatos. El general Sandoval, es ahora el secretario de la Defensa Nacional y tendrá a su cargo las operaciones del Ejército para combatir la violencia del crimen organizado. Juzgue usted.
@chuyramirezr