Dime qué comes y te diré qué tan productivo eres
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¿Recuerdas la tortura alimentaria a la que –siendo niños– fuimos sometidos por nuestras madres? ¿No? Ahora recordarás: tres cucharadas de Emulsión de Scott, el empanzonador huevo oculto en un batido de plátano o chocolate (claro, fue perfecto mientras no lo descubrimos), tragar un diente de ajo como sustituto de vitaminas, un vasote de leche con ¡Calcetose! en lugar de Chocomilk (alta traición a Pancho Pantera)…
Calma, respira, es solo un recuerdo. Finalmente nuestras madres lo hicieron por amor, por nuestro bien: para que creciéramos fuertes y sanos, porque sabían que con sus menjurjes demoníacos aguantaríamos activos todas esas horas en la escuela y, finalmente, aprenderíamos más y mejor.
Y hoy que tu alimentación depende solo de ti ¿cómo la llevas a cabo? ¿Eres consciente de que –entre otras cosas, para tener mayor claridad mental y concentración– es preferible una selección adecuada de alimentos ricos en proteínas, carbohidratos complejos, vitaminas, minerales y grasas buenas; que aquella comida con alto contenido de azúcar, carbohidratos simples y grasas malas?
Además del desayuno, comida y cena en horarios establecidos y dentro de una dieta balanceada; cuando trabajamos, nuestro organismo necesita carbohidratos, cuya función principal es el aporte energético. Pero tengamos precaución de elegir los adecuados.
Carbohidratos simples
Los chocolates, galletas, frituras, refrescos, pizza, hamburguesa y todo tipo de comida chatarra y súper procesada, se descomponen con facilidad e incrementan rápidamente el nivel de azúcar en la sangre. Una ingesta habitual de estos alimentos, además de que aumentan el riesgo de desarrollar diabetes, obesidad o enfermedades cardíacas, nos hacen sentirnos fatigados poco después de comerlos. Es mejor evitarlos en lo posible y más durante las jornadas laborales.
Carbohidratos complejos
Prefiramos cereales, arroz, granos y panes integrales, fruta, verdura, lácteos de bajo contenido graso. Estos alimentos se descomponen lentamente, lo que permite que el azúcar en la sangre aumente de manera gradual y haya una energía más duradera.
Además, no olvidemos beber suficiente agua mientras trabajamos. El valioso líquido no solo participa en las relaciones bioquímicas necesarias para la vida como conductor eléctrico, llevando a cabo la contracción muscular y la sinapsis neuronal; específicamente, su consumo permite que el cerebro trabaje más rápido, mejora la concentración y la memoria, y equilibra el estado de ánimo y las emociones.
Comparte con nosotros: ¿A ti cuál alimento te recarga la pila en el trabajo?
Recordemos: los carbohidratos o hidratos de carbono complejos, contienen fibra, vitaminas y minerales; con mayor valor nutricional que los carbohidratos simples, que contienen azúcares refinados y muy pocas vitaminas y minerales.
El exceso de grasas malas (saturadas y trans) puede ser una de las principales causas de tener niveles de colesterol malo (LDL) elevados; mientras que el consumo de grasas buenas (poliinsaturadas y monoinsaturadas), reduce ese colesterol, aumenta el bueno (HDL) y protege el corazón.
Recuerda que una persona sana y bien alimentada, es un colaborador más concentrado y productivo. Dominio Comunicación: Comunicación efectiva para tu vida personal y profesional. (55) 2212 7220.