La necesidad del humanismo en la educación y en la comunidad

Politicón
/ 28 julio 2017
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La palabra humanismo fue acuñada en el siglo XIX, aun cuando el fenómeno que se identifica de esa manera había nacido en el siglo XIV. Tiene el inconveniente de todos los ismos. Los ismos encajonan el pensamiento y a sus portadores en celdas. Impiden el desplazamiento de la creatividad y sirven para arrojar de ahí a quienes consideran enemigos. Como nota, desde hace un tiempo todos los ismos me resultan sospechosos porque atentan contra la inteligencia.

“Humanista” había aparecido antes que humanismo, a comienzos del siglo XVI, para referirse a quienes destacaban en el estudio de las artes liberales, esto es, historia, poesía, retorica, gramática, literatura y filosofía moral. Si humanistas fueron Erasmo, Tetrarca, Boccaccio, Salutat, también lo fueron los anteriores a su clasificación. 

Este humanismo, se difundió gracias a la tecnología; fue la imprenta la que permitió recobrar el pensamiento clásico y fue la imprenta la que permitió que Homero, Platón, Aristóteles, Virgilio y muchos otros fueran leídos y releídos y se recuperara el espíritu de los clásicos. Debe decirse que los humanistas leyeron más a los marginales que a los clásicos ortodoxos. 

Es muy difícil resumir las innovaciones y aportes de este humanismo, pero podríamos decir que, si algo introdujeron en el mundo, fue la revaloración del hombre al servicio de la humanidad, la idea de que esta tierra es y puede ser un lugar bello para vivir si tenemos como objetivo la promoción de la persona humana y si confiamos en nuestras propias fuerzas para hacerlo. 

Fue el interés por las cosas mundanas lo que caracterizaría al humanismo y será ese interés secular, que había estado perdido por más de un milenio a causa de la preocupación del cristianismo por el destino final de las almas, lo que había hecho perder el atractivo por el tipo de vida que se podía lograr en la tierra. El humanismo es la apuesta por poner al hombre en el centro de todas las actividades humanas.

En estos tiempos, en las sociedades postindustriales  y pseudo-democráticas en las que vivimos, inmersas en procesos de globalización económica, confiadas en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y con nuevos retos presentes y futuros como son la acogida de personas de otros países y la consecuente convivencia de diferentes culturas, religiones y costumbres, requieren una vuelta  necesaria al tema del humanismo en la educación. Evidentemente, este humanismo traerá consigo ciudadanos comprometidos con el aquí y el ahora. 

Hoy los estudiantes, la administración escolar, quienes realizan planes y programas y los profesores que bajan los contenidos al aula necesitan resolver los problemas de la filosofía tradicional ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué sentido tiene nuestra vida? ¿Qué importancia tiene el otro? O bien, temas como el valor del ser humano, la importancia de vivir en sociedad, el apego a la justicia, la promoción de la solidaridad, el respeto por la verdad, el valor del conocimiento, el valor de la temporalidad, la importancia de lo material, entre otras cosas. El humanismo, nos pone a tono en la formación de ciudadanos responsables y comprometidos con la realidad social que les circunda.

¿Porque es importante retomar las ideas del humanismo en la educación?

Las razones son múltiples y variadas. Considero que el elemento central es el alto nivel de sufrimiento humano. Muchos sectores de la sociedad están alejados aún de los beneficios de la riqueza y continúan subsistiendo en la pobreza, el hambre, la desigualdad y las enfermedades. Esto también incluye a personas de los países ricos. En muchas regiones del mundo, la tasa de crecimiento de la población ésta por encima del 3% anual, mientras que en otras ésta por debajo del 1%, menos de la tasa necesaria para mantener el equilibrio poblacional. Este desequilibrio se reflejara en otros aspectos generales de las condiciones de vida, provocando a su vez dificultades para mucha gente y para el ecosistema.

Los bosques, las especies animales y vegetales, la democracia, los derechos de las minorías, serán sobrepasados en muy poco tiempo por las drogas, el desempleo, la desigualdad, la discriminación en cualquiera de sus múltiples formas, las formas de esclavitud que aún persisten, la prostitución, la explotación infantil, el tráfico de personas, la trata de blancas, el narcotráfico, el secuestro, las enfermedades, la migración, entre otras cosas. Todo esto aunado a la falta de solidaridad, sentido auténtico de paz y de justicia y apego a los valores trascendentes. En el futuro, nada de esto ocurrirá si en los programas de la educación mexicana y en las universidades se diera una reorientación al humanismo.

La humanidad ya no se halla dividida en dos superpotencias pero esto ha complicado más la seguridad de la misma. La creencia dogmática en que el libre mercado puede curar los males sociales no concuerda con la realidad económica, simplemente en México, más de la mitad de connacionales viven en pobreza. Siguen los conflictos étnicos  y las rivalidades entre grupos tribales con fundamentalismos religiosos, sin embargo urge un nuevo código ético universal con sentido humano, que supere las limitaciones de todo tipo.

Por lo tanto, toda la producción humana, material o inmaterial, debe hacerse pensando en el ser humano como destino y objeto del esfuerzo; pero no en el ser humano idealizado sino en el ser concreto. El bienestar del hombre debe de estar por encima de todo, por eso una educación que se precie ser de calidad y excelencia debe de tener al ser humano como fin de sus búsquedas y de su teleología educativa. La ciencia y la tecnología deben de ser objetivos importantes en las instituciones educativas, pero todo esto sin una referencia al humanismo seguirá colaborando con una ideología y con una sociedad individualista, materialista y pragmática desinteresada completamente por el otro. 

Es importante el humanismo en la educación y en la sociedad, porque finalmente los egresados de nuestras universidades, podrán darle a todo aquello con lo que entren en relación; producción, relaciones interpersonales en el trabajo, desarrollo empresarial, emprendedurismo, administración pública, negocios familiares, construcción social, un toque más humano. Hoy más que nunca necesitamos humanizar nuestras relaciones, hoy más que nunca reclamamos una educación donde el hombre sea el centro de todas las relaciones humanas y no este supeditado a ellas.

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