Los candidatos independientes, ¿una falsa ilusión?
Por primera vez aparecerán en la boleta los nombres de tres candidatos llamados 'independientes' que competirán oficialmente sin un partido que los cobije: Margarita Zavala (exprimera dama), Jaime Rodríguez (gobernador con licencia de Nuevo León) y Armando Ríos Piter (senador con licencia)
Por primera vez en la historia de las elecciones presidenciales, aparecerán en la boleta los nombres de tres candidatos llamados “independientes”. Margarita Zavala (exprimera dama), Jaime Rodríguez (gobernador con licencia de Nuevo León) y Armando Ríos Piter (senador con licencia). Competirán oficialmente sin un partido que los cobije.
Cualquiera pensaría que en el punto más alto de desconfianza, hastío y aborrecimiento hacia los partidos políticos, los candidatos independientes se convertirían en una esperanza para los ciudadanos. Se creería que realmente representan el hartazgo del sistema político. Pero no lo es, y, de acuerdo con los pronósticos basados en encuestas y sondeos, no será al menos en estas elecciones.
El candidato independiente en México busca asociarse precisamente a la palabra “independiente”, como si luchara por desterrar todas las ataduras de la partidocracia. Pareciera que buscaran con esa figura, atributos relacionados con la pureza política, o que no obedecen a intereses partidistas, que son la voz del pueblo o que representan la parte honesta de lo que tanto aborrecemos. Pero desmenucemos esa tesis.
Margarita Zavala es una expanista de cepa. Tiene una historia de 33 años como militante blanquiazul, desde que tenía 16 años. Fue diputada federal por representación proporcional y fue primera dama cuando su esposo panista, Felipe Calderón, gobernó el país. Intentó ser la candidata del partido de sus amores, pero cuando el hoy candidato Ricardo Anaya, le cerró el paso, Margarita se vio obligada a dejar el barco panista y enfundarse en la supuesta casaca independiente.
Jaime Rodríguez “El Bronco” también es un expriista de 33 años. Fue alcalde, diputado local y diputado federal por las siglas del PRI. Y cuando ya no encontró cabida, decidió salir del instituto que lo vio crecer y que, junto con los votos, le dio las diversas posiciones que ostentó.
Armando Ríos Piter ha trabajado igual para el PRI, PAN y PRD en distintos cargos públicos. Y como todos los candidatos “independientes”, ha enarbolado un discurso sobre el distanciamiento de los partidos con la gente.
Algunos analistas políticos concluyen que los independientes no son otra cosa que miembros de una partidocracia decadente. Y prueba de ello, dicen, es que hasta los mismos partidos, caso del PRI con su candidato José Antonio Meade, buscan a toda costa distanciarse de lo que huele a partido y buscan crear conceptos como “candidato ciudadano” de un partido. Pero, pensar que Meade es un “candidato ciudadano”, es tan o más descabellado que pensar que México es potencia mundial al mismo tiempo en futbol, básquetbol y atletismo de velocidad.
Es por eso que los llamados independientes no han logrado capitalizar el enojo de la sociedad (en la mayoría de las encuestas llegan apenas a dos dígitos de preferencia) hacia el sistema de partidos.
Todo indica que la causa es que por más que quieran, son producto del mismo sistema, son candidatos sin partido.
Si bien es cierto que la población no ha llegado realmente a un punto de activismo necesario para cambiar la forma de entender la democracia, la realidad es que la gente no ve independiente a los independientes. Margarita no dejará de ser la esposa del expresidente Felipe Calderón, panistas de décadas. El Bronco no dejará de ser el expriista con amigos muy tricolores por todo el país y Armando Ríos Piter es el político que ha estado en tres partidos políticos.
Ninguno podrá borrar su pasado partidista. Además, no lo disimulan. Hablan como políticos, pelean como políticos, difunden “propuestas” como políticos, marean como políticos, manipulan como políticos y tienen intereses como políticos.
Aunado a lo anterior, el proceso para llegar a ser abanderado sin partido, es tan opaco como los mismos procesos internos de los partidos. Fue necesario para Zavala, Rodríguez y Ríos, haber juntado 866 mil 593 firmas para aparecer en la boleta. Los candidatos, para juntar esas firmas, recibieron financiamiento de externos, situación que se presta a muchas irregularidades, al igual que la propia acumulación de firmas. Sin la operación partidista, muy difícilmente alguien ajeno a ese mundo podría conseguir tal cantidad de firmas. Por tal motivo, existe un aura de duda sobre la forma en la que consiguieron las rúbricas.
Además, ya la misma ley, con otros conceptos, pide a los “independientes” formar algo parecido a un partido, pues exige tener una asociación civil de respaldo.
¿Es viable que un candidato sin partido gane la elección presidencial? La respuesta es evidente. La maquinaria de una dictadura de partidos en un país donde predominan prácticas clientelares, prebendas y donde se administra la pobreza con fines políticos, es indispensable para encaminar a un candidato a ganar la presidencia. Hoy en día, sin la partidocracia que encumbra la política mexicana, es más que una odisea ganar una elección.
Fuera de casos extraordinarios como el de Jaime Rodríguez en Nuevo León, que de acuerdo con versiones periodísticas fue apoyado por grandes capitanes de empresa regios y nacionales, o Pedro Kumamoto en Jalisco, los independientes en todo el país han fracasado una tras otra. Los candidatos sin partido en el país se han convertido en una amalgama de políticos resentidos con su otrora partido. El discurso de vocación y defensa ciudadana es una ilusión, espejismo.
Por tal motivo, es casi un hecho que los candidatos sin partidos jugarán un papel de mera escenografía. Salvo que alguno decline hacia otro candidato, serán meros observadores, peones de un ajedrez que conoce los movimientos de los alfiles, los caballos y las torres. Nada pasará con ellos. Así, existe alta probabilidad que los protagonistas pasen a la historia simplemente por haber sido los primeros candidatos “independientes” en participar en una elección para Presidente del País. Y nada más.
Calma INE ímpetu de los aspirante Por: ALEJANDRO SALAS
Luego de que los candidatos independientes, Margarita Zavala, Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez Calderón presumieron en redes sociales que el INE avaló sus firmas, Lorenzo Córdova Vianello bajó los ímpetus triunfalistas.
El 8 de marzo los candidatos independientes Margarita Zavala, Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez Calderón fueron notificados por el Instituto Nacional Electoral (INE), que el proceso que avaló las firmas que presentaron cada uno de ellos había culminado y que podrían registrarse como candidatos a la presidencia de México para la jornada electoral del próximo domingo 1 de julio.
La notificación la recibieron los candidatos como un triunfo y lo comunicaron en redes sociales.
Sin embargo el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, aclaró que ninguno de los aspirantes presidenciales tiene todavía amarrado su registro para las elecciones.
Córdoba dijo que será hasta el 29 de marzo, una vez que terminen de validar el registro de firmas, cuando se determine si cumplieron o no con los requisitos para poder registrarse oficialmente como candidatos.
El consejero presidente dijo que el mensaje era para los tres precandidatos presidenciales.
Mediante un comunicado recientemente el INE señaló que: “la recepción de la solicitud no implica que dichos contendientes obtengan de facto su registro como candidata o candidatos. La Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE verificará en los días subsiguientes que las y los aspirantes independientes y los precandidatos cumplan con los requisitos establecidos en la ley”.
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