Populismo autoritario y oposición en México: ¿Qué sigue (recargado)?

Opinión
/ 11 noviembre 2024

Es imposible pensar que nuestras vidas, las de nuestros hijos y nietos no cambiarán de manera radical a partir de la instalación de la “supremacía constitucional”, que sustenta al régimen autoritario y populista que gobernará México por los próximos 12 años, al menos.

Es imposible imaginar que los partidos políticos de oposición cometan el mismo error de 2018, cuando no existió entre ellos el mínimo atisbo de autocrítica para reflexionar sobre el porqué AMLO había arribado al poder.

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Es imposible suponer que estos actores políticos pasen otro sexenio en espera de alguna epifanía divina o iluminación extraterrestre, antes de convertirse en una oposición a la altura que demanda el país en este momento histórico.

Estos son tiempos de reinvención aderezada de creatividad e imaginación, bajo un común denominador: la autocrítica a partir de una reflexión: ¿qué hicimos o dejamos de hacer −como oposición− para llegar al momento en el cual nos encontramos como país?

Evadir esa pregunta les impedirá a esos partidos políticos ir más allá del lugar en el cual se encuentran: repartiendo culpas, cobrando venganzas, controlando y fracturando a su partido bajo el tenor de salvar su propio pellejo o venderse al mejor postor para variar.

A la par de la obligada reinvención de estos actores políticos, cuatro tendencias empiezan a emerger:

1) Morena buscará, como en tiempos del PRI de los años cincuenta y sesenta, ser un partido único y hegemónico. Por ello, los priistas iniciarán su peregrinación para regresar a sus orígenes.

Esta tendencia es un hecho confirmado: Clara Jusidman, brillante economista y militante de la izquierda histórica nutrida por personajes como Heberto Castillo, Roger Bartra y Arnoldo Martínez, entre otros, se pregunta: “¿Dónde se perdieron las y los amigos morenistas de izquierda, democráticos, defensores de derechos humanos? Son los viejos priistas los que realmente están destruyendo al Estado, los mecanismos de control del poder y la ampliación de nuestros derechos. Estos fueron logrados con el sacrificio y esfuerzo de muchas y muchos luchadores sociales. Ustedes (morenistas) están apoyando el retorno al poder del viejo y corrupto priismo”.

No sorprenda, entonces, mirar en un futuro próximo a más peregrinos tricolores reencontrarse con sus raíces.

2) El PRI tiende a perder su registro nacional en las elecciones intermedias de 2027 y las presidenciales de 2030.

Esteban Villegas, gobernador de Durango, porta ya con entera naturalidad el chaleco guinda autografiado por AMLO y Claudia (con plumón negro de tinta indeleble y punta extragruesa).

El reto para Coahuila y su gobernador, Manolo Jiménez Salinas (MJS), es brutal: ¿Qué le es más útil para cumplir su promesa de blindar Coahuila de la presencia de Morena y del crimen organizado? ¿Qué le es más provechoso para asegurar, ligado al cumplimiento estricto de esa promesa de campaña, su futuro político personal? ¿Seguir con el PRI nacional que ha demostrado, con excepción de Jericó Abramo, diputado federal, serle inútil en su trabajo de gestión de recursos y acercamiento político con la Presidenta?

No sugiero, en lo absoluto, el ingreso de MJS a Morena porque existe una alternativa que analizo a continuación.

3) Habrá un movimiento hacia la creación de partidos estatales y Coahuila, como lo mencioné hace tres meses, podría considerar esa alternativa que podría expandirse para ser partido regional y luego nacional.

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El PRD sin registro nacional inició ese proceso en 13 estados del país donde alcanzó el 3 por ciento mínimo de votación.

También Movimiento Ciudadano en Jalisco podría escindirse del partido nacional para fundar uno estatal. Como resultado habría una alianza entre partidos estatales, regionales y nacionales para enfrentar a Morena en el futuro.

4) En esa recomposición y rearticulación partidista, si el PAN pasa la prueba del ácido de la reflexión autocrítica podría, con logo, colores e ideario distintos, abanderar con el Frente Cívico y la Marea Rosa la resistencia cívico-ciudadana en los próximos años.

Veamos cómo estas tendencias cristalizan o se reinventan. Al tiempo.

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