El reto para Coahuila y su gobernador, Manolo Jiménez Salinas , es brutal: ¿Qué le es más útil para cumplir su promesa de blindar Coahuila de la presencia de Morena y del crimen organizado? ¿Qué le es más provechoso para asegurar, ligado al cumplimiento estricto de esa promesa de campaña, su futuro político personal? ¿Seguir con el PRI nacional que ha demostrado, con excepción de Jericó Abramo, diputado federal, serle inútil en su trabajo de gestión de recursos y acercamiento político con la Presidenta?