Por fin, una digna estatua del apóstol don Francisco I. Madero en Parras
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Esta es una lucha de la memoria contra el olvido. Y vaya que es loable que nuestro alcalde de Parras, Fernando Orozco Lara, tenga esa cualidad de no olvidar, porque el olvido es la incapacidad de recordar. Y cierto es que resulta una ingratitud olvidar el sacrificio de don Francisco I. Madero que ofrendó su vida de manera trágica en aras de un ideal que sigue siendo la cumbre de las convicciones políticas; la democracia. Y por fin, un alcalde corrige la omisión reiterada por todos los alcaldes de Parras desde la posrevolución: erigir en Parras un monumento digno de Madero, un hecho que para algunos pudiera parecer fútil, pero que en realidad, como lo dijo Antonio Gramsci respecto a monumentos y bronces conmemorativos: “son la esencia reivindicadora de triunfos ideológicos, epopeyas gloriosas, sacrificios heroicos y celebraciones fundacionales”.
Octavio Paz, en un ensayo titulado “Las Ilusiones y las Convicciones”, criticó el hecho de que durante el porfiriato se hayan erigido las estatuas de los liberales de un tamaño mínimo, como están dispuestas las efigies tan pequeñas de enormes personajes como Servando Teresa de Mier, Miguel Ramos Arizpe, Juan Antonio de la Fuente, Francisco Zarco, Miguel Lerdo de Tejada, José María Luis Mora, José María Lafragua, Mariano Escobedo, Vicente Riva Palacio, entre otras que podemos apreciar en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México y que Paz cuestionó que fueran tan pequeñas comparadas con las estatuas de los revolucionarios erigidas por el pasado régimen en todo México.
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Y al respecto tuvo razón Octavio Paz, quien ya no pudo asombrarse −porque le hubiera dado un infarto− al ver hoy las estatuas monumentales de Manuel Clouthier, Vicente Fox y Rafael Acosta, “Juanito” que resultan ofensivas si las comparamos con las efigies de don Francisco I. Madero que hoy existen en el Pueblo Mágico, un pequeño busto en la Deportiva y la estatua de un metro en el obelisco de la Hacienda. Es también una pena la omisión de muchos alcaldes del pueblo que, por todo un siglo (digamos que desde 1923 al 2023), olvidaron al Mártir de la Democracia en su tierra natal, Parras de la Fuente.
Asimismo la omisión que cometieron algunos familiares de Madero, quienes se beneficiaron de su apellido para acceder al poder público y que no honraron la memoria de don Francisco con un monumento digno de su heroicidad.
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Hoy el alcalde de Parras, Fernando Orozco Lara, su honorable Cabildo, asesorados por la directora de Cultura Rosa del Tepeyac Flores Dávila, el regidor Diego Alvidrez, la cronista de la ciudad e historiadora Elvia Morales, el director Jorge Salazar, el escultor José Antonio Lugo y don José Luis Pérez Madero, familiar de don Francisco, todos ellos, más el pueblo de Parras que con entusiasmo y convicción ha cooperado para cumplir una misión impostergable que es la realización de una estatua de bronce de más de dos metros de altura y media tonelada de peso, similar a la que ya existe en San Antonio Texas, y que resulta inexplicable e injusto que no exista en Parras, digna del Mártir de la Democracia, así como una placa en el Cabildo en honor de doña Sara P. de Madero, la esposa de don Francisco, como merecido homenaje a nuestro Apóstol de la Democracia de quien, el próximo 30 de octubre, celebraremos el 150 aniversario de su natalicio. ¡Enhorabuena, alcalde Fernando Orozco Lara!