¿Por qué los niños tienen más problemas de conducta que las niñas? Esto dice la ciencia

Opinión
/ 17 julio 2025

Los niños que presentan conductas disruptivas tienen mayor riesgo de tener bajo rendimiento académico, de abandonar los estudios y de manifestar dificultades laborales al llegar a la adultez

Si en alguna ocasión te has preguntado por qué tu hijo tiene mayor dificultad para quedarse quieto, seguir las instrucciones o tener control sobre sus impulsos en relación con sus hermanas o compañeras de escuela, no te encuentras solo o sola. Este fenómeno tiene nombre: distanciamiento de género en conductas disruptivas, y se encuentra presente para miles de familias y de escuelas. Claro que hay muchas excepciones, donde son las niñas quienes presentan mayor dificultad para su educación.

La profesora Francisca M. Antman, en su artículo “The Trouble with Boys: Social Influences and the Gender Gap in Disruptive Behavior” (El problema con los niños: influencias sociales y la brecha de género en el comportamiento disruptivo), que se encuentra en el Journal of Economic Perspectives (2024), afirma que los niños presentan, con más frecuencia, comportamientos como hiperactividad, impulsividad, fracaso académico y falta de autocontrol, y que esta realidad se traduce en una mayor cantidad de reportes indisciplinarios y en tasas más altas de suspensiones y expulsiones en el ámbito escolar. Y estos problemas de comportamiento tienden a traducirse en bajo rendimiento académico y abandono escolar.

TE PUEDE INTERESAR: Millennials y centennials: ¿Miedo a ser padres?

Conocemos la predisposición cerebral de los chicos en su impacto escolar, sin embargo, esta explicación no justificaría ni aportaría un conocimiento suficiente para poder aseverar que siempre serán los chicos los que mostrarán más dificultades. Debemos complementar la explicación biológica con su socialización y el ambiente en el que se desarrolla el niño. Por ejemplo, los chicos tienen una mayor sensibilidad a la calidad del ambiente del hogar en el que crecen. Si en casa se dan relaciones de inestabilidad emocional, problemas económicos o la ausencia del padre, difícilmente se podrá evitar que los chicos tomen malas decisiones en mayor medida que las niñas. Para ellos, un hogar sin estructura, sin rutinas y sin supervisión también los llevará a comportamientos problemáticos en mayor medida que las chicas.

El estudio pone de manifiesto, además, la importancia que ejercen la escuela y los amigos. Los niños tienden a reforzar sus conductas de riesgo o sus comportamientos disruptivos entre sí. Por el contrario, en aquellas escuelas donde hay menor disciplina estructurada o expectativas de comportamiento por parte del profesorado, los niños ejercen una mayor pérdida de control.

¿Por qué nos debe preocupar todo esto? Porque los problemas de conducta en la infancia pueden tener consecuencias graves a largo plazo: los niños que presentan conductas disruptivas tienen mayor riesgo de tener bajo rendimiento académico, de abandonar los estudios y de manifestar dificultades laborales al llegar a la adultez.

TE PUEDE INTERESAR: Los riesgos de la crianza sin límites

¿Qué podemos hacer como padre o madre?

* Involúcrate en la vida de tu hijo. Escúchalo, marca rutinas claras a las que pueda atenerse, supervisa sus actividades. Los niños necesitan estructura y sentirse acompañados.

* Colaborar de manera conjunta con la escuela. Mantente en contacto con los maestros y procura estrategias de disciplina positiva que fomenten el autocontrol y la responsabilidad de tu hijo.

* Fomentar la actividad física. Los juegos de turnos, el uso de la respiración profunda y las actividades físicas pueden ayudar a canalizar y dar salida a la energía de tu hijo.

* Fomenta las amistades saludables. Conoce a los amigos de tu hijo y ayúdale a participar en actividades donde pueda aprender a cooperar y a respetar las normas.

Lograr ayudar a nuestros hijos varones a desarrollar estas habilidades no sólo contribuirá al buen comportamiento de ellos en la escuela, sino que les dotará de herramientas imprescindibles para el resto de su vida.

Es licenciado en Educación con Maestría en Desarrollo Organizacional por la UdeM. Maestría en Psicopedagogía Clínica en España. Cuenta con doctorado en Currículum e Instrucción por la Universidad del Norte de Texas y estudios de Postrgrado en Educación, género, aprendizaje y cerebro en el programa de Velma Smichdt por la Universidad del Norte de Texas.

COMENTARIOS