Prodigio, sorpresa y victoria
COMPARTIR
La Pascua es paso, tránsito.
Como se pasa el mar Rojo.
TE PUEDE INTERESAR: El triduo sacro hacia la victoria pascual. ¿Cómo vives los días santos?
Como se pasa de esclavitud a libertad.
Como se pasa de muerte a vida, de enfermedad a salud, de debilidad a fortaleza, de ignorancia a sabiduría, de pecado a gracia.
Es un dinamismo existencial. Es un estilo de vida. Es una actitud que vence conformismo y mediocridad, inmovilismo e indiferencia.
La pascua es para el creyente un estilo de vida, una actitud permanente que lo saca de todos los sepulcros en una resurrección constante.
La vida pascual no es solo estar viviendo sino estar siempre resucitando. Es “lo extraordinario” a lo que se refería Jesús cuando decía: “si saludan solo a los que los saludan, ¿qué tiene eso de extraordinario?, ¿No hacen lo mismo los paganos?”
Quien vive pascualmente está siempre estrenando, camina hacia lo desconocido, lo inusual, lo nuevo.
La pascua es encadenar sorpresas, en cada momento presente.
Lo pascual no es nunca lo desorbitado. No es bendecir todo; pero sí orar por todo lo que puede llegar a merecer la bendición.
REPETICIÓN COMO BENDICIÓN
Se puede dar la actitud pascual en lo que se repite.
Dios inventó la repetición en su universo. Por eso tenemos los ciclos múltiples. Los amaneceres, las estaciones, los hábitos, los horarios, los rituales... todo lo que es “más de lo mismo” para que siempre tengamos el gozo de identificar lo propio, lo doméstico, lo preferido, lo que nos hace sentirnos en casa, en cada reencuentro.
Lo pascual es también no querer solo una vez sino muchas, como las historias que se cuentan los esposos envejecidos. Como los ciclos litúrgicos en que el Señor nos vuelve a contar su vida. Una y otra vez. Y todo lo vivimos como si fuera único, como si fuera nuevo, como si lo estuviéramos estrenando.
Resucitamos una y otra vez a la gracia, a la alegría, a la generosidad, a la comunicación, al servicio. Como las papitas fritas, porque no puedes comer solo una.
El Señor no hizo un solo milagro ni contó una sola parábola. Y le gustaba repetir consejos como el “no tengan miedo” .
Hablaba del reino de Dios en cada sinagoga.
Él quiere ver su resurrección repetida en cada nueva mirada, en cada nueva sonrisa, en cada nuevo abrazo, en cada nuevo perdón, en cada nueva realidad que queda ungida con su presencia salvadora.
LA PASCUA MUNDIAL
La pascua de Cristo no es solo religión. Ni siquiera solo fe, abraza todo lo humano por la fuerza de la encarnación. Es la liberación que puede hacer el mundo de sí mismo cuando construye la paz en la verdad, el amor, la justicia y la libertad que son los valores del evangelio.
Hay eco de la pascua cuando cesa el fuego destructor y empieza el murmullo del diálogo conciliador. Destella la luz pascual cuando se dan las grandes restituciones, y se comparte lo que se acumulaba y se reconoce la dignidad del marginado, del rezagado, del despojado y se le incorpora dándole acceso a los bienes básicos de alimento, vestido, vivienda, salud, educación, trabajo y sano descanso.
Queda atrás la iniquidad cuando se destruyen las armas y se cancelan las guerras.
Y las vidas personales echan raíces en actitudes que respetan la vida rompiendo ataduras de codicia, de poderío y de afán de placer.
TÉ CON FE
-¿Por qué te ves tan contenta? Le pregunta esta mujer a su amiga que acaba de llegar.
-Es que acabo de hacer dos visitas importantes. ¿Te acuerdas que mataron a mi hijo el año pasado? Pues hoy fui a la cárcel a visitar al asesino y a decirle que lo perdonaba de corazón. Le di una medalla y la recibió llorando. Y te acuerdas que me chocaron el carro con pérdida total y me echaron la culpa y no me pagaron? Pues hoy también visité a la familia y les dije que ya no tenía nada contra ellos y me invitaron a merendar... Está nublado y ha empezado a lloviznar. Ambas amigas siguen platicando...