Saltillo: ¿Es rentable invertir en transporte público?
COMPARTIR
Muchas veces, hablar de transporte público desata de inmediato una discusión sobre cifras y subsidios: cuánto cuesta, cuánto se recupera, qué implica para las finanzas municipales. La pregunta que muchos se hacen —con una miopía alarmante— es si el transporte público es rentable desde el punto de vista estrictamente financiero. Y esa pregunta, así formulada, revela exactamente cuál es el problema: la incomprensión de lo que significa rentabilidad social y económica en una ciudad moderna. También revela hasta qué punto el sentido común neoliberal se arraigó en buena parte de nuestra sociedad.
Medir la rentabilidad del transporte público únicamente en términos del ingreso directo obtenido por tarifas, frente a lo invertido por el municipio, es un enfoque equivocado y reduccionista. La verdadera rentabilidad del transporte público se refleja en múltiples dimensiones que no aparecen en las hojas de cálculo de los contadores municipales: calidad de vida, productividad económica, competitividad regional, salud pública y medio ambiente.
TE PUEDE INTERESAR: Cómo se dilapidaron los recursos que pudieron resolver dos crisis en Saltillo
Un sistema de transporte público eficiente reduce significativamente los tiempos de traslado, lo cual incrementa la productividad de las empresas al facilitar que sus trabajadores lleguen puntualmente y menos fatigados. En ciudades como Saltillo, altamente industrializadas, esto puede significar incrementos sustanciales en el PIB regional, superiores por mucho al costo de la inversión inicial.
Además, un buen transporte público reduce la congestión vial, lo que implica menos contaminación, menos enfermedades respiratorias y menos gasto público en atención médica. Se trata de ahorros indirectos enormes que no se contabilizan cuando se reduce el debate a ingresos y egresos directos.
En contraste, la falta de inversión en transporte público ha empujado a los saltillenses hacia el uso de vehículos particulares: autos viejos, contaminantes, inseguros, que congestionan nuestras calles y elevan significativamente el gasto familiar. Este fenómeno genera pérdidas enormes en términos de tiempo, productividad y calidad del aire. Según estimaciones propias basadas en metodologías del Banco Mundial, Saltillo ha perdido ya varias veces más en productividad y salud pública debido a la falta de inversión oportuna que lo que habría costado resolver esta crisis a tiempo.
TE PUEDE INTERESAR: Saltillo frente a tres problemas que hacen crisis al mismo tiempo
La rentabilidad social de un sistema eficiente de transporte público está plenamente demostrada en las grandes ciudades del mundo. Lo que no es rentable, lo que resulta francamente irresponsable y hasta absurdo, es seguir tirando millones en publicidad gubernamental o en el reparto de despensas partidistas, como ha hecho durante años el grupo político en el poder. En lugar de ello, urge invertir esos recursos en transformar de raíz nuestro sistema de transporte público.
¿Es rentable invertir en transporte público? Desde luego que sí, siempre y cuando abandonemos la visión miope del beneficio inmediato y entendamos que estamos invirtiendo en la salud económica y social de Saltillo para las próximas décadas. La pregunta correcta no es si podemos permitirnos invertir en transporte público, sino si podemos permitirnos no hacerlo.