Saltillo: la ciudad donde ser peatón es un riesgo
La capital de Coahuila se ha convertido, con el paso de los años y la persistencia en la consolidación de un modelo de convivencia urbana (si acaso puede llamársele así) que privilegia al automóvil por encima de las personas, en la “ciudad de los peatones olvidados y las vialidades violentas”.
Evidencia de la certeza de la afirmación anterior hay mucha, y todos los que habitamos esta ciudad podemos constatarla de forma cotidiana. Pero el reportaje que hoy publicamos en SEMANARIO, el suplemento de investigación periodística de VANGUARDIA, pone los puntos sobre las íes y deja claro cómo hemos hecho de Saltillo una ciudad que crece de espaldas a las personas que la habitan.
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Los datos que revela el reportaje derivan del análisis de cientos de documentos y, gracias a ellos, fue posible mapear los cruces más violentos de la ciudad −por número de personas atropelladas− en el periodo entre 2010 y 2023. La estadística no podría ser más desoladora: más de una persona por semana fue atropellada durante dicho lapso.
En total, los 949 percances en los cuales un peatón fue embestido por una unidad automotora produjeron un saldo trágico de 86 personas fallecidas y 863 lesionadas, muchas de las cuales cargan con secuelas que no podrán superar por el resto de sus días.
¿En qué hemos fallado para llegar a esta realidad? Responder a dicha interrogante no es tarea sencilla, y la respuesta más cercana a la realidad seguramente es que hemos omitido realizar acciones orientadas a poner en el centro del desarrollo comunitario a las personas.
La lista de omisiones es larga e inicia con un hecho que está a la vista de todos y resulta, por tanto, innegable: se ha omitido construir un sistema de transporte público digno y eficiente, capaz de desalentar el uso del automóvil particular. Este es, a no dudarlo, el mayor pecado de las administraciones municipales de las últimas décadas en la ciudad.
Pero no es sólo eso. También se ha omitido diseñar y poner en práctica políticas públicas orientadas a generar una cultura vial que combata la violencia característica de nuestras calles.
Igualmente, se ha omitido la generación de infraestructura urbana que permita a quienes transitan por las calles hacerlo de forma segura. De espaldas a esta posibilidad, lo que hemos hecho es imponerle cargas al peatón y volver imposible la circulación en la calle para una persona con discapacidad.
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Tampoco se ha promovido el uso de medios alternos de transporte ni se ha implementado una sola acción orientada a contener el crecimiento del parque vehicular en la ciudad. Resultado: hoy existen en Saltillo, de acuerdo con los registros oficiales, más autos que casas...
En síntesis, hemos avanzado largamente por la vía equivocada. Es el momento de hacer un alto en el camino y tomar la decisión de desandarlo, pues de persistir en la fórmula utilizada hasta ahora, lo único seguro es que convertiremos a la capital de Coahuila en un lugar donde la calidad de vida se encuentre en deterioro constante.