Saltillo: NET, un modelo que arranca con buen augurio

La Nueva Estrategia de Transporte de Saltillo (NET), cuyos primeros resultados materiales comienzan a verse en estos días, representa, a no dudarlo, un buen primer paso en la dirección correcta: profesionalizar la forma en la cual opera el modelo de concesiones, de forma que se avance hacia la modernización del sistema en su conjunto.

Un aspecto central de la nueva estrategia tiene que ver con la forma en la cual se cobra el servicio. La digitalización y centralización de dicho proceso sin duda permitirá que en el futuro se adopten mejores decisiones en relación con la rentabilidad del modelo.

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De acuerdo con los datos que se han revelado, a partir de ejercicios realizados durante el período de prueba de la NET, se ha demostrado la existencia de enormes fugas económicas que podrían ser hasta de un tercio de los ingresos por pago de pasaje. No es poca cosa.

Y es que si los números son ciertos, el “boquete” que el modelo ha venido arrastrando por décadas explica en gran medida la imposibilidad de contar con un sistema que garantizara un servicio moderno, seguro, asequible y confiable para la ciudadanía.

Las “fugas” del modelo anterior explicarían el círculo vicioso en el que nos hemos movido largamente: los usuarios demandan −con razón− un servicio mejor y los concesionarios aducen −con razón también− que eso es imposible sin un incremento de las tarifas.

El problema en dicho proceso es que, existiendo razón en ambos extremos, los únicos que han terminado “pagando los platos rotos” son los usuarios, quienes cada vez debían desembolsar más por un servicio que nunca terminó de valer lo que costaba y que sólo ha generado insatisfacción.

Debe decirse, sin embargo, que aun siendo un primer paso adecuado en la dirección correcta, la NET todavía no es la respuesta más adecuada al problema de movilidad que tiene la ciudad. Habrá que perseverar en el refinamiento del modelo en los años por venir.

Y esto es así porque, como se ha señalado en múltiples ocasiones, no es posible construir un modelo de transporte público −con todas las características que se esperan de él− que sea negocio, es decir, que pueda financiarse a partir del precio del pasaje y, además, generar dividendos.

Dignificar el transporte público, en Saltillo o en cualquier ciudad del mundo, pasa necesariamente por el hecho de considerar la movilidad como un derecho. Y cuando algo se concibe como un derecho, de forma obligada implica la necesidad de inyectarle dinero público a su financiamiento.

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Lo deseable será, desde luego, que contrario a lo ocurrido en otros momentos, el cambio de administración municipal, que ocurrirá en unos meses, no interrumpa la consolidación del nuevo modelo, sino al contrario: que se avance con mayor celeridad a partir de los resultados positivos que anticipan sus primeros pasos.

Es de esperarse en este sentido que este primer paso sea el anticipo de los muchos más que aún deben darse en la misma dirección.