Santos de antes

Opinión
/ 8 diciembre 2025

San Cristóbal era uno de mis santos preferidos. Y sigue siendo, porque en mis santos mando yo por encima de la Iglesia

San Cristóbal es uno de los santos que la Iglesia expulsó del santoral. En otro tiempo los jerarcas católicos condenaban al protestantismo. Hoy lo imitan en su iconoclasia. También defenestraron a San Jorge, patrono de Inglaterra, lo cual explica la actual proliferación de dragones en las islas británicas, fenómeno que ha llamado mucho la atención de los especialistas.

No me importa eso de los dragones; lo que siento es la destitución de San Cristóbal. Amable santo es ése. O era. Ya siento temor por San José: a lo mejor el día de mañana algún Concilio Ecuménico lo saca también del calendario.

TE PUEDE INTERESAR: La novela de la vida

El caso es que San Cristóbal era uno de mis santos preferidos. Y sigue siendo, porque en mis santos mando yo por encima de la Iglesia. Podrán mucho los canonistas, pero el pueblo puede más, y a mí me gusta más el pueblo que los canonistas. Para la gente común San Cristóbal sigue siendo San Cristóbal. Su pequeña imagen imantada se puede ver en taxis, autobuses y vehículos de carga.

En el barrio de Las Ranas, ciudad de Guanajuato, compré hace poco una preciosa efigie de San Cristóbal tallada en madera por las manos de algún imaginero mexicano. O quizás guatemalteco, según me dijo el anticuario. Aparece el santo patrono de los viajeros en el momento de cruzar un río. Las aguas están representadas por azules rizos entre los cuales se ven algunos peces, una tortuga de agua y una rana.

San Cristóbal, que era un gigante, ha arrancado una palmera de la orilla para usarla como bastón y no caer. Sobre el hombro lleva al Niño Jesús, que le pidió lo pasara a la otra orilla. Conforme camina el hombrón, la leve carga se le va haciendo más pesada, hasta que casi lo doblega al llegar a la otra orilla. Y es que el Niño traía el mundo en sus pequeñas manos, y el mundo sí que pesa. La imagen tiene al pie esta inscripción: “Un poder tan sin segundo, / Cristóbal, reside en vos, / que, cargando al mundo Dios, / vos cargáis a Dios y al mundo”.

Yo digo que San Cristóbal sigue protegiendo a quienes andamos en el camino, seamos traileros o conferencistas. A veces, sin embargo, nosotros mismos evitamos que nos dé su protección. Es cuando manejamos con imprudencia o alcoholizados. Lo digo por los próximos días, de posadas. Estoy seguro de que en estos casos San Cristóbal se baja del vehículo y le dice a quien maneja en forma imprudente o ebrio: “A’i tú chíngate”.

TE PUEDE INTERESAR: Cuadros redondos

Cuando salgo a la carretera me santiguo siempre. No es una señal supersticiosa: es un gesto que me sirve para recordarle al conductor que debe manejar con precaución. Así ayudo a las potencias celestiales, que aunque sean potencias no pueden hacerlo todo por sí solas. En el Potrero de Ábrego la gente dice que si te sale un perro bravo que te gruñe y te muestra los colmillos bastará rezar un Credo para que el fiero can se vaya. En cierta ocasión le pregunté a don Abundio si eso de rezar un Credo sirve para proteger contra la amenaza de los perros.

–Claro que sirve, licenciado –me respondió con absoluta convicción el viejo–, pero a condición de que traiga usté una piedra en cada mano.

Escritor y Periodista mexicano nacido en Saltillo, Coahuila Su labor periodística se extiende a más de 150 diarios mexicanos, destacando Reforma, El Norte y Mural, donde publica sus columnas “Mirador”, “De política y cosas peores”.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM