Ser una persona joven en el siglo 21, todo un reto

Opinión
/ 12 agosto 2024

La juventud, entendida esta como el periodo que va de los 18 a los 30 años, es una de las etapas de la vida humana. La preceden la adolescencia y la infancia y le siguen la madurez y la edad adulta. Por regla general, todos pasamos por dicha etapa y tenemos una opinión respecto de ella.

No se trata de una opinión persistente, sino una que “evoluciona” a lo largo del tiempo. Antes de llegar a ella ansiamos su llegada, pues se visualiza como sinónimo de libertad; cuando se ingresa en ella solemos tener quejas porque nadie nos había advertido sobre las responsabilidades y al dejarla atrás solemos ser críticos porque la catalogamos como un periodo de “inmadurez”.

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Más allá de la posición anímica que el periodo de la juventud nos provoca, lo cierto es que se trata de una etapa sumamente relevante en el ciclo de la vida humana, sobre todo porque durante esta debemos tomar decisiones que, por regla general, marcarán el resto de nuestras vidas.

Durante la juventud nos decantamos por un oficio o profesión y nos adentramos en su conocimiento. En esta etapa suele debutarse en el mundo laboral y muchos jóvenes, al menos en México, contraen matrimonio −o forman una familia al margen de los convencionalismos o las reglas legales− antes de cumplir los 30 años.

Es en esta etapa en la cual, para usar una expresión coloquial, los seres humanos aprendemos a “valernos por nosotros mismos”, es decir, nos volvemos independientes en el sentido económico. O al menos eso es lo que se espera que ocurra.

La realidad de nuestros días, sin embargo, ha convertido a la etapa de la juventud en una que acumula presión en torno a quienes, por evidentes razones biológicas, recibirán la estafeta de quienes tienen hoy a su cargo el timón de la nave en la que vamos todos.

Nunca como ahora han existido tantas oportunidades para que tantos exploten sus talentos personales y puedan perseguir sus sueños. Pero nunca como ahora el horizonte había estado tan dominado por la incertidumbre debido a la velocidad con la cual cambia la realidad.

La revolución informática, cuyo más reciente impulso se ubica en la inteligencia artificial, promete expandir como nunca los límites del conocimiento humano pero, al mismo tiempo, amenaza con destruir cualquier fuente de empleo susceptible de ser automatizada.

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Por otra parte, la idea de lo que es el éxito y las razones por las cuales habría que esforzarse en perseguirlo, chocan de frente con el razonamiento de que sólo se cuenta con el presente y entonces hay que disfrutarlo con intensidad hoy, sin preocuparse por el mañana, cuya llegada es incierta.

En este contexto, ser joven en el primer cuarto del siglo 21 constituye un reto que no ha enfrentado ninguna generación anterior; un reto que requiere, como nunca, que la generación joven de hoy sea apoyada y respaldada para que, cuando tomen la estafeta, al menos lo hagan en condiciones de menor incertidumbre.

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