Sheinbaum resultó una copia al carbón de AMLO

Opinión
/ 5 agosto 2024

Mis cuatro lectores conocen a Babalucas. Si lo cortaran a la mitad sería medio pendejo, dicho sea sin faltar a las buenas maneras o la caridad cristiana. Le informó a su mujer. “Busqué en todas las papelerías, y ninguna tiene el papel que me encargaste”. Preguntó la señora: “¿Cómo lo pediste?”. Respondió el badulaque: “Tal como me dijiste: papel para muerto”. “Ay, Baba –suspiró la esposa–. Te dije papel parafinado”. A ese propósito evoco diversas clases de papeles. El de China, con el cual decorábamos un jarro de barro, que así se convertía en piñata. El de estraza. Mediante un hábil giro dado con ambas manos don Leoncio Saucedo, caballeroso señor dueño de la panadería saltillera “La Antigua Muralla”, envolvía en él las dulzuras del pan dulce para la merienda. El papel lustrina, de brillantes colores. El transparente celofán con el que hacíamos farolitos. El de Manila, forro de los libros escolares. El Bristol, brillante lujo, y el Revolución, corrientito a pesar de su sonoro nombre. El “ministro rayado tamaño oficio”, que los alumnos de la Normal debíamos comprar obligadamente en la pequeña tienda de las señoritas Anguiano, dos hermanas célibes que se acercaban a la ancianidad y que de ese modo recibían oculta ayuda de la escuela. El cartoncillo, para hacer con él las figuras geométricas. Ah, y el pasante, llamado también papel carbón, con el que se sacaban las copias en la máquina de escribir. Toda esta papelería me sirve para manifestar mi idea en el sentido de que Claudia Sheinbaum parece copia al carbón de López Obrador. Repitió la incivil exigencia que AMLO hizo a España, de que pida perdón por los hechos de los conquistadores. Eso a mí me parece, dicho sea con el mayor respeto, una soberana majadería. Se necesita no saber de Historia, ni tener un adarme de sentido común, para plantear una demanda semejante. Ni siquiera es necesario invocar aquí la frase apologética que dice: “Culpas fueron del tiempo y no de España”. Más bien procedería recordar otra conocida expresión según la cual la Conquista la hicieron los indios, y la Independencia los españoles. En efecto, sin el concurso de los tlaxcaltecas y otros pueblos oprimidos por los mexicas el puñado de españoles capitaneados por Cortés no habría podido vencer a las decenas de miles de guerreros que defendieron Tenochtitlan. Tres siglos después la emancipación de España, hecha –que no consumada– por Agustín de Iturbide, fue obra de criollos, todos ellos hijos de españoles, como también lo fueron Hidalgo, Allende, Aldama y los demás. El mito de la leyenda negra de España, inventado por ingleses y norteamericanos, ha perdido ya toda validez histórica, y en su lugar prevalece la idea de una nación que hizo de la Nueva España no una colonia como las que hacían los anglosajones, sino un Reino, y cuyos hijos se mezclaron con la población nativa en un fecundo mestizaje del cual los mexicanos somos fruto. En el país del norte, en cambio, el hombre blanco aniquiló a los pueblos nativos, o los redujo a “reservaciones” que eran en verdad campos de concentración. El hecho de que Sheinbaum haga eco de la absurda demanda de López es una muestra más de su dependencia del caudillo, y hace perder las esperanzas en un cambio que dé un nuevo rumbo a la nación y la salve de los riesgos que a diestra y a siniestra está sembrando el presidente actual. Vuelvo a decirlo: Claudia Sheinbaum ha resultado hasta ahora una copia al carbón de López Obrador. Su elección más parece una disfrazada reelección de AMLO. No creo hacer un mal papel si expreso mi convicción en el sentido de que nos aguardan malos tiempos... FIN.

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