Todo cambia, todo cambia. El Casino de Saltillo también

Opinión
/ 5 noviembre 2023

De gran tradición y prosapia en la sociedad saltillense ha sido el Casino de Saltillo. Su imponente edificio ocupa la esquina sureste de una de las cuatro de la plaza de Armas, que marca el centro neurálgico de la población, y en donde conforme a las ordenanzas de la Corona española, en dos de sus lados y frente a frente debían establecerse las casas en que se asentaban los dos poderes de la época: el civil y el eclesiástico. De un lado la iglesia o parroquia, que en el caso de Saltillo devino en Catedral y sede del obispo, y del otro el Palacio de Gobierno, en un tiempo sede del poder municipal y asiento del gobierno estatal desde que el estado se convirtió en entidad federativa.

Al Casino lo fundó en diciembre de 1874 el general Carlos Fuero. Había venido a Saltillo a fines de 1873, comisionado por el presidente Lerdo de Tejada para pacificar a Coahuila, al verse el entonces gobernador Victoriano Cepeda en dificultades con un grupo de diputados disidentes encabezados por el doctor Ismael Salas, quienes lo desconocieron e instalaron el Congreso en Monclova.

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El general Fuero llegó al mando de una fuerza de mil hombres y el 31 de diciembre de ese año se hizo cargo del gobierno estatal. Luego de seis meses, le sucedió en el mando Antonio García Carrillo, y él quedó como secretario de Gobierno. Fue entonces que fundó el Casino Militar como una asociación civil y se estableció en una casa de la calle Hidalgo mientras se acondicionaba el segundo piso de un edificio ubicado en la esquina que la misma calle forma con Aldama, donde hoy es Funerales Martínez y anteriormente había sido el Hotel Universal. Tiempo después, dicha asociación pasó a ser el Casino de la Unión, luego Casino García Carrillo y luego Casino de Saltillo.

El edificio del Casino, construido en cantera, destaca como uno de los más representativos de la ciudad. De estilo grecorromano, su fachada luce en el primer piso los tres arcos que dan acceso a la puerta principal y en el segundo sus balcones con columnas jónicas. En febrero de 1914, durante la revuelta delahuertista, el general Joaquín Mass perdió la plaza de Saltillo, y antes de retirarse ordenó al coronel Enrile quemar todos los edificios que pudiera, pero sólo alcanzó a prenderle fuego al Casino. Su reconstrucción tardó algunos años y desde entonces se conserva.

El Casino de Saltillo se ha preocupado por conservar su memoria. En la planta baja tiene un Salón de Reinas y un Salón de Presidentes, en cuyos muros cuelgan sus retratos, y ha ido creciendo y modificándose con el tiempo. Años hace que en el sótano había un boliche, cancelado después para acondicionar una discoteca para los jóvenes. Las exigencias de la modernidad le hicieron adquirir una casa vecina para convertirla en estacionamiento y se comunicó con el bar ya ampliado. Se añadió un elevador y se climatizó el edificio. Antes de eso, en el verano se abrían de par en par las ventanas del segundo piso para que la brisa fresca de las noches saltillenses ventilara el ambiente. Desde sus ventanas y balcones se asomaron personajes importantes para disfrutar los eventos en la plaza, como el Grito en la noche del 15 de septiembre o simplemente deleitar sus oídos con las serenatas que los jueves ofrecía la Banda del Estado.

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Fueron famosos sus bailes Blanco y Negro, realizados cada año desde hace más de 60, a los que asistían embajadoras representantes de clubes y casinos de otras ciudades y competían con las jóvenes saltillenses por el título de reina del dicho baile. Asimismo, cada año coronaba a su reina en suntuoso baile ex profeso. También tenían lugar ahí otros bailes como el de la amistad, los de disfraces y graduaciones, bodas y despedidas de soltera; los colegios ofrecían en su gran salón los recitales de piano de fin de año. Igualmente, se realizaban eventos con fines sociales como “tés canasta” y desfiles de modas. Inolvidables los famosísimos bailes del Club Impala, organizados por su presidente, Armando Castilla Sánchez. Todo cambia, dice la canción, todo cambia.

Los eventos del Casino midieron el latido de la vida saltillense durante más de una centuria. ¡Cuántas anécdotas guardarán sus muros!

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