Tristes adioses en enero. En paz descansen

Opinión
/ 21 enero 2025

Nos deja un legado de conocimientos en sus numerosos libros, la memoria de su sonrisa y un espíritu libre. Descanse en paz, maestro Lucas Martínez Sánchez

Lo conocí en una calurosa tarde de verano, lo cual es una redundancia por la ciudad de que se trataba: doblemente calurosa, Monclova, Coahuila.

Acudía a conferencias y a una comida llegó él, apresurado, fresco, a pesar del bochorno, y una camisa blanca impecable. Me pareció un hombre tímido, aunque pronto las palabras deshicieron la imagen: surgían rápido una tras otra.

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Hablaba con suma pasión. Emocionado de aspectos de la historia de la ciudad que nos acogía en ese momento. Cuando subió al escenario, donde se había dispuesto su conferencia, me resultó igualmente deslumbrante, como en el primer encuentro.

Lucas Martínez Sánchez ofrecía una cátedra de Monclova y la región, su historia, personajes, el escenario desértico, su geografía. Datos que aparecían con gran fluidez proporcionando prístinas imágenes claves.

Fueron los primeros encuentros gracias al historiador Javier Villarreal Lozano, inolvidable maestro para siempre, quien me lo presentó. No pasó mucho tiempo para que se convirtiera en un estupendo amigo; escucharlo hablar de Coahuila en sus anécdotas, relatos, historias, personajes era una delicia.

Recuerdo una forma de ser con un especial sentido del humor y una generosidad distintiva. En la antesala de un evento, en una ocasión, pasaron 30 minutos que disfruté escucharlo de acontecimientos que muy bien conocía de la aprehensión de los insurgentes en Baján.

Quienes lo conocieron y admiraron entenderán que esa charla, con esa duración de media hora, fue una verdadera conferencia magistral y así se lo dije.

Pero su proverbial humildad, le hizo contestar con una broma, sonreír y no darse demasiada importancia.

Era un exhaustivo investigador que facilitó a muchos el camino de la investigación con su espléndido trabajo al frente del Archivo General del Estado. Una memoria privilegiada, cualquier dato histórico lo tenía siempre a la mano.

Un hombre agradecido por la vida, la última vez que tuve en suerte verlo, era una tarde del naciente invierno, hace unas pocas semanas. Al preguntarle por su salud, imprimió en su rostro la habitual sonrisa, un poco más débil, pero con el ánimo optimista de siempre. Guardo en la última estampa su traje oscuro y su boina.

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Nos deja un legado de conocimientos en sus numerosos libros, la memoria de su sonrisa y un espíritu libre.

Descanse en paz, maestro Lucas Martínez Sánchez, y mis más sentidas condolencias a su querida familia. Un fuerte abrazo al maestro e historiador en Monclova, José María Suárez Sánchez, su tío.

MI ENTRAÑABLE TÍA

He terminado estas líneas y la madrugada de enero me ha traído otra triste noticia, la del fallecimiento de mi querida tía María Guadalupe Dávila Fuentes, quien fue para todos los familiares una luz que iluminó siempre nuestros caminos. Adoración de sus sobrinos, igualmente ella nos amó profundamente, nos marca una ruta de generosidad, de dedicación, de desprendimiento, de fe y de luz.

No me alcanzan hoy estas líneas para describirla, pero continuaré con ellas pronto, para perfilar la semblanza de una saltillense que vivió y amó por los demás. Siempre en constante preocupación por todos, una palabra de aliento y de consuelo.

Descanse en paz mi querida tía Lupita.

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