¿Un nuevo paradigma?
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A finales del siglo XIX el traslado del mineral de Mazapil en Concepción del Oro, Zacatecas, se hacía en carretas arrastradas por bueyes; era un medio de transporte sumamente lento e ineficiente, por lo que William Purcell y un grupo de accionistas, decidieron reunir el capital requerido para construir un ferrocarril que hiciera posible la operación de forma más rentable; así se originó la línea “Coahuila-Zacatecas”, enlazando a Saltillo con Concepción del Oro.
El 4 de diciembre de 1896, Gaspar Lynch telegrafió a Saltillo, anunciando que el Consejo de Administración de la Mazapil en Manchester, Inglaterra, aprobaba la construcción del ferrocarril —el cual quedó terminado en 15 meses, a ver cómo nos va con el tren Maya—, poniendo como condición que el gobierno mexicano aportara mil 800 libras, de las 150 mil del total requerido; es decir el 1.2 por ciento. Esto significó que el capital privado de hecho financió esta obra de infraestructura, desde luego, con la expectativa, no sólo de recuperar lo invertido, sino de hacer negocio.
El viernes 17 de marzo de este año, casi 130 años más tarde, la empresa italiana ENI —que inició operaciones en México en 2006— , anunció el descubrimiento de un yacimiento petrolero que puede producir hasta 200 millones de barriles de crudo. Estas alianzas—que no le gustan al gobierno de la “transformación”—, se hicieron debido a que PEMEX no tiene ni el dinero ni la tecnología para hacer estas exploraciones, pero sumando esfuerzos entre el gobierno y la empresa, es posible extraer este recurso, que de no ser así, seguiría en el fondo del mar.
Menciono estos dos ejemplos, pues ante la llegada de nuevas empresas a Coahuila, y en específico a su región sureste, será indispensable la ejecución de obras de infraestructura, tanto en sus modalidades dura y suave. La primera incluye carreteras, puentes, energía y conectividad, mientras que la segunda, agrupa rubros como salud, educación y servicios financieros.
El tema es que por un lado, se tiene un flujo creciente de inversiones, algunas como la de Tesla, de gran magnitud, y por el otro, el gobierno —en sus tres niveles—, se encuentra con graves restricciones presupuestales, por lo que surge la pregunta: ¿de dónde saldrá el dinero para solventar las obras de infraestructura que necesariamente deberán acompañar estas inversiones?
Del Gobierno Federal no se puede esperar mucho, pues se ha comportado como padrastro con los coahuilenses, del Gobierno del Estado tampoco hay lugar para el optimismo, ya que la pesada carga de la deuda sigue gravitando sobre las finanzas estatales. Tal vez pudiera hacerse algo bajo la figura de las Asociaciones Público Privadas; las APP, sin embargo, para la 4T estos esquemas no son bien vistos, en particular en el sector energético.
En el ámbito municipal, hace días el alcalde de Saltillo, dio a conocer un proyecto interesante, mediante el cual, con becas otorgadas por la empresa Siemens, se piensa capacitar a 700 jóvenes de siete universidades de Saltillo y Ramos Arizpe en nuevas tecnologías, como: informática, inteligencia artificial, robótica y digitalización manufacturera, entre otras, lo que permite la formación del talento requerido para seguir siendo competitivos.
¿Estará en condiciones el capital privado de llenar el vacío que deja el gobierno? Esperamos que así sea, pero para ello, los protagonistas tendrán que ser empresarios innovadores y emprendedores, como los describió Schumpeter, economista que por cierto se ha vuelto lectura obligada en estos tiempos.
¿Aceptarán el reto los empresarios locales y los nacionales? Por lo pronto, Elon Musk ya dio los primeros pasos en esta dirección, pues la planta de Tesla, contará con procesos para tratar el agua, y con sistemas de energía renovable. Está visto que los vacíos políticos o económicos no existen. ¿Podrán llenarlo, al menos parcialmente nuestros empresarios? ¿Surgirá un nuevo paradigma en la realización de las obras de infraestructura? Lo cierto es que éstas deberán ejecutarse, de lo contrario se pone en riesgo el progreso de nuestra región y del estado.
Posdata: Se fue un artista; hace días falleció nuestro amigo René Gil, excelente actor de teatro que nos deleitó con sus geniales actuaciones y su vena humorista. Ya se encuentra junto a sus colegas Jesús Valdés y Alejandro Santiex. Un trío de lujo en los escenarios.
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