Viesca: ‘Melones’, un hombre alegre y fiel a sus amigos

Opinión
/ 3 enero 2025

Gerardo Jiménez goza cada momento de la vida, ya que es un convencido que la vida pronto se acabará, por ello debemos vivirla

“Melones” llegó con su familia a vivir a Viesca a la edad de 5 años. Al fallecer su papá en Torreón, su mamá decide vivir en el pueblo. Su tercera hija, Antonia, se casó con un joven del ejido La Peña y se establecieron en Viesca. Fue ella quien le comentó que el pueblo era muy tranquilo y bonito, además había maquiladoras de ropa donde podían trabajar sus hermanos. En ese tiempo vivían en las casas de madera de Ferrocarriles Nacionales de México en la Perla de la Laguna.

Gerardo Jiménez Herrera “Melones” nació en Torreón el 16 de mayo de 1976. Sus padres fueron el señor Carmelo Jiménez (ferrocarrilero) y María del Socorro Herrera Ordaz. Es el hijo “coyotito”, el menor de siete hermanos: Fidencio (f), José (f), Antonia, Carlos, Jorge “El Zurdo”, Amalio, Martha.

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“Melones” recuerda que cuando llegaron a Viesca lo primero que hicieron fue rentar casa; la encontraron por la avenida Independencia en el centro. Con el tiempo, compraron un terreno al lado y la familia comenzó a construir su propia vivienda, cuyo material compraron con mucho esfuerzo. Su hermano José, quien ya era “maistro” albañil, también ayudó a construir las casas de sus hermanos. Construyeron un cuarto y la cocina; así le empezó a tomar el gusto a los trabajos de albañilería.

Gerardo estudió hasta segundo de primaria (en la Andrés S. Viesca), pues como se le dificultaba el estudio abandonó la escuela. Sólo escribe y lee pocas palabras. El apodo de “Melones” se debe a que cuando era niño iba a la tienda de Gil Sosa (f), del barrio Monterrey, a pedirle melones de los que ya no se le vendían. Después de eso, Gil al verlo llegar decía: “ahí viene Melones”. El tendero se las ingeniaba para no gastar energía eléctrica, ponía los melones y refrescos en arena mojada para que no se calentaran. Entonces “Melones” tenía que desenterrar los que le indicaba, con los mejores preparaban agua fresca y los dañados se los daban de comer a los puercos.

Desde que era pequeño se hizo amigo de Saúl Espinoza, compartieron juntos la escuela y vivían en el mismo barrio (el Pueblito), así que por las tardes jugaban a la canica, al trompo, a los encantados y demás juegos propios de niños. Afirma convencido que Saúl ha sido una persona que Dios puso en su camino, porque lo ha apoyado en todo momento. También de Saúl aprendió lo de la construcción: preparar mezclas para los firmes, las losas de concreto, castillos de varilla, enjarrar y detallar para pintar, unir adobes y colocar techos de terrado; además de poner los polines para hacer la cimbra y añadir la fierrería.

Desde joven le gustó jugar al futbol y beisbol, fue de los mejores jugadores en los equipos. Disfrutó y logró varios campeonatos municipales y regionales, tanto en el futbol como en el beisbol con diferentes grupos del barrio Monterrey. En el beisbol jugó en los equipos “Los Eloteros” de Chonillo Nava y Barrio Monterrey, su posición era centro fielder.

En un juego de pelota, su amigo Saúl se accidentó, se dañó el talón en una barrida que ejecutó para lograr un campeonato, desde ese día Saúl ya no jugó beisbol y “Melones” decidió ya no jugar, pues su amigo era quien lo apoyaba. Reconoce que gracias a su amigo de infancia aprendió a trabajar y a sentirse útil.

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“Melones” es muy respetuoso, le gusta acomedirse haciendo mandados a los vecinos. A pesar de no saber bien leer ni escribir, guarda en su mente las cantidades que debe usar para las mezclas y trabajos de construcción, también guarda en su memoria las medidas de lo que construye. Conoce bien las denominaciones de billetes y monedas, así que sabe cuánto le deben pagar por semana. Aunque reconoce que no trabaja por su propia cuenta porque no sabría cuánto cobrar.

Se casó con una joven viesquense y procrearon dos hijos: Juan y Milagros. Cuando se separó de su esposa se fue a vivir con su hermano “El Zurdo” en el barrio El Pueblito. Le gusta la música de corridos y cumbias, bailar porque le alegra el alma, tomar su caguama, fumarse un cigarro. No padece ninguna enfermedad, no le duele nada. Le gusta de toda la comida, a excepción del huevo. Su equipo preferido de futbol es el Santos Laguna. Agradece a la vida por haberlo puesto en el mejor pueblo (Viesca), que acogió a su familia y los apoyó desde que llegaron. Goza cada momento de la vida, ya que es un convencido que la vida pronto se acabará, por ello debemos vivirla, sin pensar qué pasará mañana.

jshv0851@gmail.com

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