Viesca: Vicky, la joven candelillera que ha unido comunidades

Opinión
/ 20 diciembre 2024

Desde los 10 años ya cortaba tercios de candelilla que bajaba en sus hombros desde arriba del cerro

María Victoria Tapia Juárez, mejor conocida como “Vicky la candelillera” en Viesca y en el Nuevo Centro de Población (NCP) La Fe, que se ubica en la entrada del Cañón de Ahuichila y a un lado del arroyo del mismo nombre. Nació el 15 de mayo (el mero día de San Isidro Labrador) de 2002; actualmente tiene 22 años. Sus padres son Santos Jesús Tapia Juárez, originario del Bajío de Ahuichila (de Viesca) y Angélica Juárez Juárez, originaria del ejido Los Indios Romualdo, Zacatecas. Los hermanos de Vicky son Jesús Gerardo (26 años) y Ernesto (16 años).

Desde su nacimiento, Vicky ha vivido en el NCP, donde realizó sus estudios de primaria y secundaria comunitaria. Le gustaba mucho asistir a la escuela y convivir con sus compañeros y compañeras. Al aprender a leer y sumar, pudo hacer las cuentas de lo que vendía su papá (candelilla y carbón de mezquite). Como toda niña en las comunidades rurales, fue muy inquieta, le gustaba jugar al béisbol e imaginaba cómo sería jugar en las canchas profesionales. También practicaba voleibol: hacían la red de un mecate de ixtle que amarraban a dos palos. Siempre fue la líder del salón y de los niños en el ejido.

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Al finalizar la secundaria, ya no pudo seguir estudiando porque su familia no contaba con recursos económicos, por eso desde niña acompañó a sus papás a las actividades diarias: cuidar el ganado, cortar leña para elaborar carbón de mezquite y recolectar candelilla en lo alto de los cerros para procesarla y obtener el “cerote” de candelilla, la cera que produce esta planta.

Vicky fue aprendiendo las habilidades para cortar y procesar la candelilla, desde los 10 años ya cortaba tercios de candelilla que bajaba en sus hombros desde arriba del cerro. Esa acción representaba contar con dinero para comprar las golosinas que le alegraban la vida, tal como comenta. Le gustaba andar en los cerros trabajando. Cuando cumplió 13 años su papá le enseñó a quemar la candelilla, desde prender la paila, colocar los tercios de la planta y, con la ayuda de los adultos, cerrar la paila para luego agregar el ácido muriático (cuando ya empieza a calentar la paila); finalmente, mediante el espumador, recolectar la cera para colocarla en un tambo de 200 litros, que estaba cortado a la mitad y que cuenta con un tapón en la parte de abajo, para cuando la cera “rinda” retirar el tapón y que el agua vuelva a la paila para reutilizarla, pues en La Fe, como en la mayoría de los ejidos del semidesierto lagunero, se carece del vital líquido.

Cuando ya tiene los pedazos de cera colocados en costales, los pesan y los venden cada semana en el camión de Multicera de Saltillo, empresa que comercializa la cera. Pasan a comprar la cera al ejido cada quince días, se las pagan a 115 pesos el kilogramo. Cuando Vicky aprendió a llevar a cabo todo este proceso, dice que se sintió muy feliz, puesto que representó la posibilidad de ganar dinero y ser independiente, aprovechando las materias primas que nos proporciona el árido campo. Vicky comenta muy orgullosa que su trabajo inicia a las 7:00 y termina a las 11:00 de la mañana, a esa hora está en casa y ya recolectó varios tercios de candelilla (8 tercios o más), con esos tercios tiene para quemar una “pailada”, que tiene un rendimiento de 5 kilogramos (aproximadamente de cera). A ella le gusta quemar la candelilla cada semana y darse tiempo para practicar deportes, como el beisbol, y enseñarles a sus vecinos.

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Aún le gusta jugar sóftbol. Se traslada en su motocicleta al ejido Los Indios Romualdo, Zacatecas, donde viven sus abuelos maternos, y participa en el equipo de sóftbol de esa comunidad, que colinda con otros ejidos de Durango, Zacatecas y Coahuila. Han sido campeonas de la región varias veces y han estrechado grandes lazos de amistad. Vicky se deleita de pasear en su moto por los ejidos del Cañón de Ahuichila, de Zacatecas y de Viesca, donde es muy conocida por su travesía.

Como toda joven le gusta andar en los bailes y disfrutar de la vida y la naturaleza. No se cansa de manifestar que se siente muy feliz de haber aprendido ese oficio que le genera ingresos y le permite darse algunos gustos, sobre todo apoyar a sus padres y sobrinos de nombre Romina Natalia y Nitan Gael. Vicky ha sabido unir a las comunidades mediante el juego y las actividades económicas de tradición regional, como el procesamiento de candelilla.

jshv0851@gmail.com

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