Xóchitl Gálvez: Los hijos en la política
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En la semana circuló un video del hijo de la candidata a la presidencia del PAN-PRI-PRD, Xóchitl Gálvez, en un presunto estado de ebriedad repartiendo insultos que evidentemente lo dejan mal parado.
El chico se equivocó. Como muchos nos equivocamos de jóvenes y no tan jóvenes. ¿Es reprobable? Por supuesto.
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Pero a propósito del video y el tema de los hijos en la política, van tres reflexiones:
Una de ellas es que sí, la miseria política se ha rebajado a niveles en donde no importa cómo, pero el objetivo es desprestigiar a uno u otra, y no importa si es a través de los hijos, quienes, como dijo Beatriz Gutiérrez Müller, se vuelven “daños colaterales”.
La miseria de una campaña política no puede reducirse a lo que haga o deje de hacer un hijo, una hija, un familiar, como si nadie jamás se hubiera puesto una borrachera o dicho palabras de las que después se arrepienta.
Una campaña no puede centrarse en un video de meses atrás del hijo de una candidata, en el maltrato ruin que estalla en las redes sociales, en una noche de “mala copa” de hace meses, en el desprestigio a través de los hijos.
Una campaña debería ser más que eso: debería ser propuestas, planes, compromisos, ideas de cambios, proyectos, posibles secretarios o secretarias, responder a los “cómos” lograr lo que prometen.
Segunda reflexión. Afortunadamente apareció Beatriz Gutiérrez Müller para pedir “juego limpio” y solidaridad hacia el hijo de Xóchitl Gálvez y todas las demás víctimas de esta miseria llamada campañas políticas. La señora Gutiérrez Müller, que sabe lo que es que critiquen a su hijo en redes sociales, se olvidó de la competencia de partidos y en un acto de congruencia pidió un “basta” a este tipo de ataques.
Después la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, se comportó igual y pidió que con los “hijos no”, pues aseguró que es una campaña entre candidatos y no de familiares.
Por un momento, tres mujeres se comportaron a la altura y enaltecieron lo que tendría que ser la política: un asunto de proyecto, no de odio en redes sociales o filtración de videos de familiares.
AL TIRO
Una tercera reflexión. Vigilar a los hijos o hijas ha sido una consecuencia de la misma clase política que ha decidido colocarlos en el reflector.
Lo dijo bien el periodista Carlos Arredondo en estas mismas páginas al señalar que Xóchitl Gálvez cometió un error al colocarlo en una posición en la que está sujeto a un mayor escrutinio por parte del público.
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Porque son los mismos políticos los que otorgan cargos a sus hijos o hijas, son ellos mismos los que exponen a sus hijos o hijas cuando los usan para esconder sus propiedades o empresas, cuando los introducen como proveedores privilegiados en los gobiernos, cuando los meten como aviadores a ellos o a sus cónyuges, cuando usan el poder para perdonarles una multa de tránsito o saltarse un permiso de gobierno para negocios particulares, cuando mueven un aparato de gobierno para ayudarlos o cuando usan a sus hijos para perpetuarse en la vida pública al colocarlos en las planillas para conformar los Cabildos de los municipios sin que tengan absolutamente ningún mérito.