Reseña-El Hobbit: La Desolación de Smaug

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La película se enmcarca dentro del contexto del universo fílmico de la franquicia, más que ser una adaptación de un texto que era autónomo originalmente.
los Anillos", hay que aclarar dos cosas. Primero: Toda reseña, crítica, comentario, opinión y demás; está sujeto al bagaje cultural, social, intelectivo o moral que forme parte del contexto de un individuo, que se traducirá en sus gustos; por más objetivo que se quiera ser, siempre estará el vicio del subjetivismo en algún punto. Segundo: Se está tomado a "El Hobbit: La Desolación de Smaug" como una obra en lenguaje cinematográfico inspirada por el mundo creado por Tolkien, es decir, no se está valorando lo bueno o lo malo desde el punto de vista del libro original; pues, a pesar de que comparten en un momento el mismo medio de comunicación: la escritura (por el guión que se realiza); en ejecución, el literario y el cinematográfico son dos lenguajes diferentes, que tienen sus características propias y no necesariamente deben de ser uno y lo mismo. Catalogar al trabajo original sobre el adaptado como mejor o peor, es cerrarse a lo que aporta cada uno de ellos; lo adaptado será bueno o malo de acuerdo a la manera en que se desenvuelva dentro de su género, no por el origen en sí.Tal vez parezcan innecesarias estas aclaraciones, pero nunca está demás mencionarlo.
Ahora bien, después de tanta introducción, ¿Qué podemos esperar de la segunda parte de El Hobbit? Para empezar, algo casi seguro es que a los más puristas no les va a gustar, pues obvia varios pasajes del libro e introduce otros que a más de uno le parecerán inverosímiles; tildándola de una película pobre y que carece de "rigor". Por otra parte, aquellos fans de los filmes anteriores y de las obras de fantasía en su totalidad encontrarán una buena secuela del trabajo presentado el año pasado.
La cinta comienza donde terminó la primer parte, con el grupo de Bilbo y Thorin acosados por un escuadrón de orcos sedientos de sangre, al mismo tiempo que se nos presenta un poco del motivo que dio píe al viaje de los enanos y el por qué de la inclusión de un hobbit en su grupo; raza no muy aventurera por definición. A partir de ahí volvemos a ser parte de las aventuras del singular equipo, donde encuentran a un cúmulo de personajes que serán importantes en el desarrollo de la trama; algunos quedan como meros anecdóticos, tal vez preparando terreno para la inminente tercer parte. Además de la inclusión de seres inéditos en el libro o en la mitología de Tolkien, como es el caso de Tauriel; una elfa protagonista de varias de las escenas de acción y momentos románticos con un miembro de la compañía de Thorin.
Como ha sido la característica de todas las películas de "La saga de los anillos", la presentación combina momentos de acción rápida, con lentos y narrativos; cosa que puede fastidiar, pues el ritmo se pierde en momentos, sobretodo en la primer parte de la historia. No obstante, Peter Jackson logra resolver eso con una última hora impresionante, gracias a la aparición del Tiránico Smaug. El dragón se convierte en el personaje de la cinta, siendo el protagonista absoluto de una de las mejores secuencias cinemáticas que se hayan visto en los tiempos recientes y en la franquicia. Se puede decir que su simple existencia vale la pena el boleto; incluso si no se es creyente del 3D y el HFR, el reptil gigante vale el gasto extra para verlo en toda su magnificencia y ver como son ciertas las canciones e historias; como el propio Bilbo menciona.
Algo a destacar, es que aquí está clara la intención del staff creativo de hermanar la nueva trilogía con la anterior; ya que existen varias referencias a personajes y situaciones de "El Señor de los Anillos", llegando al punto de tener dos relatos contados al mismo tiempo: por un lado está la jornada de los enanos por recuperar su oro y reino perdidos a manos de Smaug; por el otro, se está dando la gestación del regreso de Sauron y los primeros indicios de la conformación de su ejército, momentos que son protagonizados por Gandalf y los personajes ajenos a la narración original.
Tal es el empeño en lo anterior que el anillo único cobra mayor relevancia, volviéndose una herramienta del carismático hobbit, así como el objeto de perdición que conocimos en la primer trilogía. A manera de juego con ese hecho, se nos muestra también a un Thorin pervertido por su ansía de recuperar lo que le fue arrebatado; que encara a Bilbo en un punto del desarrollo, pues está más interesado por la Piedra del Arca, que por su compañero. Dos personajes que están bajo el influjo maligno del poder, pero que ninguno se atreve a aceptar.
Algo negativo, a parte de los momentos lentos ya señalados, es el abrupto final; el cual llega en el momento más climático de la película. Una clara muestra de que la trilogía originalmente no iba a ser tal, cosa que también se nota en el hecho de ser la película más corta de toda la saga (dos horas y media, contra las más de tres de sus antecesoras).
Al final, La Desolación de Smaug es una película entretenida, que vale para ser vista en pantalla grande; y que apreciarán los fans de la fantasía, las cintas originales y la primer parte; además de la "golosina visual" que resulta Smaug. No obstante, reiteramos, se debe de ir con la idea de que no se va a ver cada una de las frases del libro reproducidas en forma audiovisual, y que se enmarca dentro de un universo fílmico ya establecido, más que dentro uno literario; en otras palabras, deja de lado el hecho de ser una adaptación de lo que (originalmente) era un relato autónomo para niños, que no tenía nada que ver con Frodo y La Comunidad del Anillo.