Ya sea en el antigua Grecia o hasta en tiempos más modernos, la historia del ser humano no sería la misma sin las diferentes expresiones del amor, mismas que han llevado a las personas a expresar este sentimiento a través del arte, dejando para la posteridad obras que, a pesar del tiempo, no envejecen.
La siguiente selección de breves escritos condensan las diferentes formas en que los poetas plasmaron el amor a través de sus diferentes y particulares visiones históricas, valiéndose de las figuras poéticas para hablar de la pasión, el erotismo, y el cariño hacia otros.
Poema de Safo
Cuando te miro frente a mí sentada
(...) a la rubia Helena
no sería impropio compararte.
Hace ya mucho, Atis, que anduve enamorada de ti.
De nuevo Eros, que los miembros afloja, me sacude,
una fiera dulciamarga, imbatible.
Extracto de la obra de Safo de Lesbos, poeta griega que vivió entre el 600 y 500 A.C. conocida por rendirle honores a Afrodita, diosa del amor.
Vivamos, lesbia mía
Vivamos, Lesbia mía, y amémonos.
Que los rumores de los viejos severos
no nos importen.
El sol puede salir y ponerse:
nosotros, cuando acabe nuestra breve luz,
dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos.
Poema de Cayo Valerio Catulo, autor que vivió del año 87 al 57 A.E.C. en el antiguo Imperio Romano.
Sueño para el invierno
A ella
En el invierno iremos en un vagoncito rosa
con almohadones azules.
Estaremos bien. Un nido de besos locos reposa
en cada una de las blandas esquinas.
Cerrarás los ojos para no ver a través del cristal
hacer señas las sombras de la noche;
esas ariscas monstruosidades, populacho
de negros lobos y negros demonios.
Después sentirás tu mejilla rozada.
Un leve beso, como una loca araña,
te correrá por el cuello.
Y me dirás: «Busca», inclinando la cabeza;
y dedicaremos nuestro tiempo a encontrar
ese animalito que viaja mucho.
Poema del francés Arthur Rimbaud, que vivió durante el siglo 19, conocido por destacarse en su escritura desde una temprana edad, y por su relación con el poeta Paul Verlaine.
A Rosario
Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna colocó en mi frente
entre el aplauso fácil e indulgente
con que el primer ensayo se perdona.
Esta hoja de un laurel que aún me emociona
como en aquella noche, dulcemente,
por más que mi razón comprende y siente
que es un laurel que el mérito no abona.
Tú la viste nacer, y dulce y buena
te estremeciste como yo al encanto
que produjo al rodar sobre la escena.
Guárdala y de la ausencia en el quebranto,
que te recuerde de mis besos, llena,
al buen amigo que te quiere tanto.
Soneto del reconocido poeta saltillense Manuel Acuña, a la mujer que sería su gran e imposible amor.
Te quiero
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Poema del uruguayo Mario Benedetti, que forma parte de su obra ‘Poemas de otros’ (1974), y que fue convertido después en canción por Alberto Favero y Nacha Guevara.
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Amor
Amar es este tímido silencio
Cerca de ti, sin que lo sepas,
Y recordar tu voz cuando te marchas
Y sentir el calor de tu saludo.
Amar es aguardarte
Como si fueras parte del ocaso,
Ni antes ni después, para que estemos solos
Entre los juegos y los cuentos
Sobre la tierra seca.
Amar es percibir, cuando te ausentas,
Tu perfume en el aire que respiro,
Y contemplar la estrella en que te alejas
Cuando cierro la puerta de la noche.
Obra del autor mexicano Salvador Novo, incluida en su libro ‘Espejo’ (1933). (Con información de Zenda)