¡En cuatro horas y sin pago! Así de rápido escribió Francisco González Bocanegra el Himno Nacional Mexicano
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En el marco del bicentenario de su nacimiento, recordamos lo que implicó para el escritor potosino darle forma a uno de los símbolos patrios, y de los himnos nacionales más bellos del mundo
Francisco González Bocanegra nació hace 200 años, el 8 de enero de 1824 en San Luis Potosí. Aunque se dedicaba a la administración su pasión era la literatura, pero cuando el Gobierno de México, entonces encabezado por el presidente Antonio López de Santa Anna, lanzó una convocatoria en 1853 para componer el Himno Nacional Mexicano, él no quiso participar.
De acuerdo con la leyenda –pues no se ha confirmado esta historia en algún documental verificado–, González Bocanegra, de 29 años, estaba trabajando en su primer poemario y dedicarle tiempo a un proyecto extra, que no le aseguraba ninguna victoria, parecía más una pérdida de tiempo y distracción que otra cosa, además de que las bases estipulaban que las propuestas debían mandarse antes de 20 días.
Pero su entonces prometida y prima, Guadalupe González del Pino Villalpando, algo vio en su talento que lo obligó de manera singular a participar: Una tarde lo encerró en una habitación de su casa, y no lo dejó salir hasta que empezaron a salir por debajo de la puerta las páginas con las estrofas, cerca de unas cuatro horas después.
El texto fue elegido de manera unánime días después por el jurado integrado por José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado, al cual se le añadió la música unos meses más tarde –retraso que se debió a una controversia con el primer ganador, un italiano, antes de que fuera seleccionada la propuesta del español Jaime Nunó–.
Pero aunque la convocatoria estipulaba una contraprestación por ceder los derechos de la obra al Gobierno de México, este pago nunca llegó. La administración de Santa Anna vino y se fue y con la llegada de los liberales y la Reforma al poder, el uso de este himno fue decayendo, hasta que durante el Porfiriato volvió a adquirir reconocimiento.
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Fue hasta 1901 que el Congreso de la Unión concedió 2 mil pesos a los ganadores como premio. A Jaime Nunó se le pagó además 388 pesos extra, que tuvo que poner de su bolsillo en su momento para el primer tiraje de la partitura.
Lamentablemente, González Bocanegra falleció a los 37 años de tifus en la Ciudad de México, en 1861, cuarenta años antes de recibir la remuneración por su trabajo. Por estas circunstancias, fue su heredera Mercedes Serralde de González Bocanegra quien recogió el dinero.
Con todo y este renovado reconocimiento no se convirtió en el himno oficial sino hasta 1943, cuando el presidente Manuel Ávila Camacho un decreto que lo oficializaba y lo limitaba a las estrofas I, V, VI y X, dejando fuera aquellas que engalanaban a Santa Anna y Agustín de Iturbide y por las cuales fue rechazado durante tanto tiempo.