La esquina de Latinoamérica: En busca de la memoria de una joven ciudad
Los curadores tijuanenses Daril Fortis y Eduardo Lozano compartieron sus investigaciones, con las que pretenden rescatar algunas de las narraciones colectivas de su ciudad natal
Tijuana fue fundada hace 130 años pero su importancia como ciudad fronteriza y centro de desarrollo económico y cultural tiene menos de 40 años. Esta juventud hace de su historia una que apenas se está escribiendo y los curadores Daril Fortis y Eduardo Lozano están formando parte de este esfuerzo.
El pasado martes cuatro de junio ofrecieron la charla “Cosas que estábamos olvidando, la memoria como espacio de reflexión” en el Museo de Artes Gráficas, donde compartieron avances de sus respectivas investigaciones en torno a la historia, las narrativas y los procesos artísticos de La Esquina de Latinoamérica.
“Es muy singular para mí el interés de la charla y el de ellos por la memoria”, comentó la directora del MAG, Olga Margarita Dávila, “Tijuana es una ciudad muy particular y es una ciudad que tiene dislocada esa concepción de memoria. Realmente ellos son la primera generación de artistas, curadores, en generar interés por la memoria en una ciudad de paso, la migración continuamente derrumba una idea de sí misma y la reconfigura”.
Daril comenzó su participación señalando que ambos forman parte de Periférica, una organización fundada en 2014 con la intención de generar vínculos entre los artistas visuales de Tijuana y regiones cercanas, y darle difusión y profesionalización a su trabajo.
“Nos interesa la memoria desde la iniciativa colectiva que es Periférica; nos interesa sí conocer la historia, pero no con hache mayúscula, digamos que esta relación con la memoria implica otras dimensiones como afectivas, dimensiones individuales y contradicciones dentro del mismo relato histórico”, comentó Fortis.
“Buscamos hacer un relato plurifónico en relación a sucesos del pasado y creemos que es importante, conocer y reconocer, aprehenderlos y eso nos ayuda a entender nuestro presente”, agregó.
Su investigación parte de la identificación de los movimientos que el arte del performance ha tenido en la ciudad. Dada la naturaleza de esta expresión, efímera y en constante cambio, su aproximación metodológica no presenta los resultados de manera lineal, como sucesión de acontecimientos, sino a través de un mapa de relaciones afectivas el cual permite a su vez conocer las intrincadas maneras en que las acciones de un elemento afectan a otro. Una versión más comprensiva e integral de la historia.
“Esta forma de aproximarnos al pasado desde los lugares de memoria, definidos por un historiador francés que habla de estos lugares como el cuerpo, el lugar de memoria por excelencia, donde no solamente está la acción del recuerdo sino que también es atravesado por afectos, sensaciones corporales, todas estas cosas que van a ser particulares en cada uno de los relatos”, explicó.
Daril presenta los avances de su investigación a través de la página (), donde puedes encontrar los mapas de relaciones afectivas entre otros datos.
Por su parte Eduardo realiza un trabajo curatorial con la obra de artistas de Baja California —y uno de Saltillo, Daniel Alcalá, quien cuenta con algunos enfoques discursivos en la zona— quienes han abordado precisamente el tema de la memoria y la historia de Tijuana, con perspectivas específicas sobre ciertos acontecimientos en la ciudad.
La obra de Daniel, por ejemplo, exploró el fenómeno económico del auge de farmacias en la ciudad, y el caso particular de la Farmacia Guadalajara, sin relación con la franquicia pero que a la llegada de esta se vio obligada a dejar de utilizar este nombre y, eventualmente, ante tal competencia, cerró.
Asimismo, a través de la obra de Mónica Arreola, a quien entrevistamos en este mismo medio el nueve de enero del presente año, aborda el boom y declive del negocio de las bienes raíces a principios del milenio, con fotografías en las que se muestra el abandono en que quedaron varias colonias y condominios verticales tras una crisis económica y la eventual llegada de la oleada de violencia.
Ambos están conscientes de que este trabajo les tomará varios años, Daril lleva dos con el suyo y Eduardo uno, y que se trata de una investigación que da para mucho, pues no sólo son los primeros en hacer algo así en Tijuana, sino que también sus objetos de estudio están en constante cambio y crecimiento, y eso permite la continuación potencialmente eterna del proceso, pero están dispuestos a darle conclusión en un par de años a través de alguna publicación o exposición donde muestren a los tijuanenses sus resultados.