México rebautiza la conquista española recurriendo a la “resistencia indígena”
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El Gobierno mexicano rebautiza la conquista española como “resistencia indígena” dando un giro radical a la efeméride, los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan y los 500 años de la conquista española.
El Gobierno mexicano rebautiza la conquista española como “resistencia indígena” en un giro radical a la efeméride para reforzar el antiguo concepto de nación y bajo el riesgo de reabrir heridas.
México conmemora en este 2021 los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan, los 500 años de la conquista de Hernán Cortés y los 200 años de la independencia de México.
“Vamos a recordar con dolor y pesar” este viernes la conquista por la “tremenda violencia que significó”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Uno de los momentos clave se dará este 13 de agosto. 500 años antes, los españoles junto a sus aliados indígenas se apoderaron de Tenochtitlan, acabando con el imperio azteca o mexica.
RESISTENCIA INDÍGENA
“Queremos cuestionar la palabra conquista, queremos cuestionarla porque, en realidad, hay 500 años de resistencia y no necesariamente 500 años de conquista”, afirmó recientemente la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que pidió “desmitificar” el suceso y habló del “racismo” y “el clasismo” existente y fruto de la “herencia colonial”.
En medio de estas declaraciones, la palabra “resistencia indígena” retumba con fuerza.
El coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México en la Presidencia de la República, Eduardo Villegas, explica para Efe que se debe revisitar el acontecimiento sin festejarlo.
Y recuerda que en el hoy territorio mexicano ya había entonces grupos opresores, como el imperio mexica, y oprimidos, como los tlaxcaltecas: “El grupo que encabeza Cortés logra canalizar todo ese descontento” para vencer el “principal enemigo común”, que eran los mexicas, remarca.
En este contexto se centra la reflexión: “No se trata de revivir una polémica de prohispanismo o antihispanismo, aunque podría haberse entendido de esta manera”.
En cambio, se busca reivindicar el afán de “liberación” de los pueblos originarios y su voluntad para “preservar contra viento y marea” sus tradiciones.
¿UNA IDEA NOVEDOSA?
Para Villegas, se trata de “resignificar” esta efeméride, sin caer además en una “lógica perversa y maniquea” de los “bondadosos indígenas” contra “el demonio encarnado” de los españoles.
Pero para el reputado historiador Alfredo Ávila, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en realidad no hay “resignificación ninguna”, porque el actual Gobierno mexicano mantiene la “idea centralista de que la caída de México-Tenochtitlan significa la conquista de todo México”.
Un tanto crítico, Ávila afirma que el Ejecutivo busca recuperar una “vieja historiografía nacionalista”.
Tal y como pasó en otras naciones como España, en el siglo XIX se recurrió a una “visión instrumentalista del pasado”, a construir una historia propia y común para fortalecer la idea de nación.
Según Ávila, esta es la visión que dieron durante décadas los libros de texto, con los que se educó López Obrador, cuando se habla de “nuestros ancestros los mexicas”, generalizando.
NI BUENO, NI MALO, NI TAN SIMPLE
Tanto Villegas como Ávila coinciden en que no se puede simplificar la conquista española hablando de buenos o malos.
Ávila ve similitudes entre las sociedades prehispánicas y la ibérica de la época. Ambas eran “complejas”, con una fuerte “carga religiosa” y buscaban la “expansión territorial”.
Según explica Villegas, la conquista no se debe leer de forma “maniquea” atribuyendo a los españoles el arribo de la “civilización” o, por el contrario, solamente pandemias y explotación.
Se trata de consecuencias, añade Ávila, como las masacres perpetradas, también por grupos indígenas enfrentados, y de un “despojo cultural tremendo”.
Pero ante todo hubo una “interconexión” con la llegada de animales y cultivos, y se creó, por primera vez, una “economía global”, agrega.
“Entre estas dos versiones contrarias de la historia, podemos entrever hoy día que somos el resultado de esta confrontación”, subraya Villegas.
EL PERDÓN QUE NO LLEGA
El Gobierno mexicano pide también perdón este año a pueblos originarios como los mayas o los yaquis por los agravios cometidos tras la independencia hace dos siglos.
No obstante, la polémica entorno al perdón surgió cuando a principios de 2019 López Obrador pidió por carta al rey de España Felipe VI y al papa Francisco que se disculparan con los indígenas por la conquista del actual México, algo en lo que sigue insistiendo a día de hoy sin éxito.
A ello se le han sumado los continuos ataques de López Obrador a algunas empresas españolas, a las que acusa de contratos abusivos y expolio.
Más allá del encono, Villegas recuerda que, incluso considerando los “esquemas de la época” en la conquista hubo graves abusos, por lo que es un “acto de humildad” reconocer que “hubo excesos intolerables”, y puntualiza que pedir perdón no implica una reparación económica.
La insistencia de México ha generado inquietud sobre el futuro de las relaciones con España.
Pero para el politólogo de la UNAM Khemvirg Puente, López Obrador no está hablando a los jefes de Estado, sino a su “propio público”.
“Creo que el presidente seguirá insistiendo en esto como una lucha de carácter retórico, simbólico, sin una implicación en la política real”, concluye el experto.
El pasado 22 de julio, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó tener una “relación extraordinaria” con López Obrador pese a “no coincidir” en ocasiones en la lectura de un “rico” pasado conjunto.