Presentan libro ‘La caída del Imperio Ruso: Tragedia genética en dos actos’

A menudo se piensa que la historia, una ciencia esencialmente social y las llamadas ciencias duras como, la física, biología, matemáticas, son disciplinas que no se pueden conjugar, pero el libro de Humberto Reyes “La caída del Imperio Ruso: Tragedia genética en dos actos” demuestra el error en esta idea, al abordar desde la genética un suceso del que la historia tenía su “monopolio”.

El pasado miércoles 23 de febrero el biólogo Humberto Reyes Valdés, en compañía del música Alejandro Reyes Valdés y el editor Valdemar Ayala Gándara, presentó su nuevo libro “La caída del Imperio Ruso: Tragedia genética en dos actos”, editado por Quintanilla ediciones en el marco del 11° aniversario de la editorial saltillense, el cual aborda desde la perspectiva de las ciencias biológicas uno de los más grandes hechos históricos: la caída del Imperio Ruso a finales del siglo XIX, específicamente el final de la familia Románov.

“Su título ‘La caída del Imperio Ruso nos remite a un libro de historia, pero después su subtítulo ‘Tragedia genética en dos actos’ nos remite a la genética, cumpliéndose aquí esta convivencia de las artes y las humanidades [...] creo que el conocimiento esta en franca batalla entre los números y las narrativas, entre las intuiciones y las evidencias, lo que se va a reflejar entre las ciencias sociales y las ciencias duras, de hecho hay cierta aversión hacia el número hacia la experimentación científica para dar explicación a las situaciones humanas, entonces las narrativas actuales tienden a la dominación de las narrativas despojadas del fundamento empírico”, explicó Alejandro Reyes durante el evento.

Por su parte, el autor compartió su inicio y proceso al escribir el libro, uno que fue, de acuerdo a su percepción, “accidental”. “Yo tenía como proyecto escribir un libro sobre la genética del sexo, entonces llego a un capítulo que se llama ‘La enfermedad real’, apartado en el que pretendía hablar sobre la enfermedad ligada a los Románov (hemofilia) y así me puse a indagar y el tema se comió al libro y se convirtió en un relato biológico y genético de la caída de la última familia imperial rusa [...]”, explicó.

El fin del Imperio Ruso ha sido objeto de grandes libros y películas, su atractivo radica en la importancia del suceso para la historia del país más grande del mundo. La muere de los Románov significó todo un cambio político y social en aquel momento. Pero como sucedió con la Revolución Francesa, un siglo antes del asesinato de los Románov, el odio hacia la familia real que los llevó a la guillotina se convirtió después en una fascinación un tanto morbosa sobre su vida y su muerte. Con los zares de Rusia pasó algo parecido, pues tras el fin de la dinastía, la cultura popular se encargó de recordar su vida y hacer historias fascinantes del escape de una de las duquesas, Anastasia Románov.

“Este relato de caída de los Romanov era una mina de oro genética donde yo podía relatar una historia que ha sido relatada muchas veces, pero nunca desde el punto de vista biológico- genético, ha sido relatada desde las respetables reglas de la historia, pero yo quise entretejer la base biológica y genética de esa historia donde el protagonista es el material genético (ADN o DNA)”, agregó el autor.

“A lo largo de los dos actos en que se divide el libro, el DNA surge como culpable e inocente, en el primer acto aparece como culpable por la hemofilia del heredero del zar, Alexei, porque el devenir histórico no se hubiera dado como se dio sin este hecho [...] pero en el segundo acto el DNA es un testigo, el cual a través de la información forense sirvió identificar los restos de los integrantes de la familia imperial, porque el DNA tiene la capacidad de conservarse en los huesos por 100 años o más, este conocimiento genómico hizo que los huesos hablaran”, concluyó.

Puedes adquirir el libro en las instalaciones de Quintanilla ediciones o a través de su página de internet: quintanillaediciones.com.