Vestidos que cuentan historias, paisajes textiles y consignas tejidas se unen en exposición de Casa Purcell en Saltillo

Exposiciones como “En el tejido lo infinito” son un recordatorio de que, a pesar de las convenciones, el arte textil tiene la capacidad de expresar con la misma potencia que cualquier otra disciplina artística.

Inaugurada este martes 16 de julio en el Centro Cultural Casa Purcell, reúne la obra de las creadoras Vanessa Freitag, Teresa Olmedo y Verónica Luznik en el marco de la Fiesta Internacional de las Artes Saltillo 448, la muestra trae a la ciudad propuestas contemporáneas que por medio del hilo y la tela muestran la capacidad discursiva y política de un material tan cotidiano.

Aunque ellas no se conocían en persona y sus obras tienen intenciones, técnicas y aproximaciones muy distintas, al compartir las salas de la primera planta de Casa Purcell, gracias a la curaduría de Talía Barredo —coordinadora de artes visuales del IMCS—, nuevos hilos se tejen entre ellas, estableciendo otros canales de comunicación, lecturas para que el público amplíe su experiencia al recorrer la galería.

La palabra tejida

Teresa Olmedo presentó en “Palabras inmanentes” una serie de piezas donde el lenguaje toma cuerpo a través del tejido. Las consignas que protagonizan cada obra atienden a preocupaciones y reflexiones en torno a distintos, desde el género hasta la raza y los conflictos de clase.

“Buscamos que fueran ideas que en un espacio dialogaran y que también tuvieran un vínculo con las otras artistas”, explicó Olmedo para VANGUARDIA, “[las frases y palabras] no son críticas crudas, sino son invitaciones a vernos desde otros lados”.

También compartió que muchas de estas frases son resultado de sus lecturas, inspiradas en planteamientos de otros autores sobre estas temáticas y dependiendo de la naturaleza de estas es que elige la técnica con la que se creará el pendón.

Vestir la historia

Los vestidos que Verónica Luznik presenta en “Historias acuerpadas” fueron originalmente un proyecto no pensado para la galería, sino como piezas intervenidas en las que ella pudiera plasmar la fuerza de las historias de las mujeres a su alrededor, así como la suya.

Una imagen casi siempre relacionada con la felicidad en manos de Luznik adquiere otra dimensión. Del escote surgen manos que ahorcan, las mangas se convierten en pinchos y cuchillos y hasta el cuerpo entero se ve partido en dos, con el rojo de los cristales fluyendo en el corte.

“El discurso tenía que ser cuerpo”, explicó, “en principio eran rígidas y por eso cambié a hacerlas piezas vestibles, van a ser la piel del cuerpo y van a contar mi historia. Para mí era necesario que fuera una corporalidad y una femenina, porque el relato es femenino”.

Las piezas cuentan con los detalles ideales para que su historia se revele ante el espectador, mostrando la realidad de las vivencias de las mujeres, que por medio de este formato las dota de una potencia punzante.

Paisajes utópicos

El recorrido se complementa con otro recorrido más, uno a una escala diferente pero que permite a la imaginación volar. “Un espacio habitado” de Vanessa Freitag explota al máximo las capacidades materiales del textil en complejas instalaciones, llenas de color y volumen, que invitan a pasear la mirada sobre ellas.

“Me aluden a espacios no definidos, donde hay la posibilidad de ser. Cada quien puede concebir un paisaje específico o no; el interior de una célula, el interior del cuerpo. Eso es lo que me interesa ¿a dónde te lleva a pensar estos trabajos?”, compartió.

Sobre su proceso mencionó que obedece a un movimiento natural. Los elementos que integran estas composiciones suelen ser piezas solitarias, que a veces pueden funcionar por sí solas pero en otras cosas necesitan de algo más, y se almacenan y permanecen a la esperarse de pasar a ser parte de un todo.