La contramarcha LGBTIQ+: No es orgullo, es rabia

La contramarcha LGBTIQ+: No es orgullo, es rabia

En contrasentido de la Marcha del Orgullo LGBTIQ+ en CDMX, la Contramarcha trazó una ruta alterna en una movilización ‘antiracista, anticolonial y anticapitalista’

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/ 2 julio 2025
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En el mes del Orgullo, la Contramarcha de la Rabia colocó lo marginal en el centro y el activismo acaparó todos los reflectores. La periferia invadió las calles de la ciudad para gritar por todo lo alto que otro mundo es posible porque el nuestro, dentro y fuera del colectivo LGBTIQ+, sigue en obra negra y aún quedan muchos arreglos que hacerle. Un curita no basta para las dolencias del colectivo y por eso surgió esta movilización que puso a las disidencias por encima del dinero, la hegemonía y los privilegios. El llamado de la Resistencia Anarkoiris lo dejaba claro y los que tuvieron oídos y escucharon acudieron a ser parte de esta: “Rabia organizada, memoria viva, rebeldía queer. No estamos aquí para entretener a nadie, se trata de salir a protestar. El orgullo nace libertario y de no tener miedo a romperlo todo”.

Y es que año con año el Paseo de la Reforma, una avenida que atraviesa el corazón de la capital, se llena de colores y algarabía para celebrar la Marcha del Orgullo LGBTIQ+ que se apropia del espacio público y llega hasta el Zócalo capitalino para gritar al unísono “existo porque resisto”.

Sin embargo, las voces de la disidencia y el activismo no se logran escuchar del todo y se pierden ante el “pink whashing” de las marcas y las trasnacionales que cada año, durante un mes, se apropian de la bandera del arcoiris, fingen inclusión y claro, hacen sonar sus máquinas registradoras. El orgullo se vende al mejor postor, y quienes tienen dinero marchan hasta adelante, hacen activaciones, colocan sus logos en carros alegóricos, organizan fiestas VIP, suben a sus talentos arriba del escenario y se hacen escuchar por encima de una muchedumbre que grita justicia, pero no encuentra el eco necesario y el micrófono no siempre llega a sus manos.

$!Las consignas son diferentes y con mayor enfoque a las de la marcha original.

En este contexto se hizo escuchar la voz anarquista de la artista no binarie y performancera queretana Leche de Virgen, quien, con el puño levantado, gritó una frase que se convirtió en el deber ser de esta marcha: “Yo no siento orgullo, siento rabia”. En ese sentido, contó al medio Abogacía el trasfondo de esa consigna que se volvió no solo viral, sino en un movimiento que este sábado convocó a esta movilización alternativa donde el activismo tuvo todos los reflectores: “La frase se extrajo de un texto que escribí en el 2014 y se volvió una consigna. Mucha gente la retomó y la ha pintado en las marchas y la ha vuelto parte de las pancartas. Cuando yo lo escribí era una forma de criticar la idea del pride, del orgullo, concepto conectado con la blanquitud, con la idea del gayness. Yo nunca encajé en esa categoría porque tiene presupuestos muy específicos, tanto de clase como de raza, que no tienen que ver sólo con el deseo o la orientación. A mí nunca nadie me insultó diciéndome gay, a mí me insultaban diciéndome marica o puñal u otras cosas”.

Y es que la marcha del pasado fin de semana que reunió casi un millón de manifestantes, ha sido blanco de disputas porque cada año va perdiendo su vínculo con los derechos humanos y ya no es una caja de resonancia para el empoderamiento del colectivo, para exigir libertades y luchar contra la opresión sistemática: “Yo nunca fui una persona homosexual ni gay, no encajo en esas categorías. Lo gay fue cooptado por el neoliberalismo y generó todo un mercado rosa y arcoíris. Todos los años, en las marchas del orgullo, vemos muchísima gente que no está ahí cuando se les necesita, cuando hay un transfeminicidio, por ejemplo; pero la gente que va a la Marcha del Orgullo, no están en las marchas contra el genocidio en Gaza, el Congo, Sudán, o en las diferentes formas de violencia que han ocurrido aquí en el país, como Acteal, Aguas Blancas, Ayotzinapa, Atenco. Es claro que las marchas del orgullo giran en torno a una idea capitalista de la identidad, un identitarismo al servicio del neoliberalismo y del mercado. Para mi ahí no hay potencia política, por eso yo no siento orgullo, siento rabia. La rabia, lamentablemente, es un sentimiento que nos atraviesa a muchas otras personas del sur global de México hacia abajo, por las cosas que ocurren”, comentó en entrevista Leche de Virgen y este sábado sus palabras cobraron sentido cuando la convocatoria para la Contramarcha de la Rabia vio llegar a cientos de personas para alzar la voz y abrazar causas que no son virales y también a las minorías dentro de la minoría en un colectivo cuyo acrónimo que es monopolizado por la letra G.

$!Las pancartas fueron directas al momento de pedir por los derechos e igualdad.

Y mientras la Marcha del Orgullo pintaba un mar multicolor con destino al Zócalo, la Contramarcha se fue en sentido contrario, del Metro Auditorio hacia la embajada de Israel bajo las consignas de “No hay Orgullo en Genocidios” y “No en Nuestro Nombre” para protestar en contra de la violencia que este país ejerce contra la población palestina, así como contra los ataques de otros regímenes coloniales e imperialistas en Haití, el Congo, Sudán y otros pueblos en resistencia.

Con pancartas denunciando el genocidio, la colonización, la entrega al capitalismo y la falta de empatía y posicionamiento de parte de la comunidad LGBTIQ+ que toma la marcha oficial sólo como una gran fiesta, el conglomerado marchó gritando, golpeando, tirando y pintando de colores y rabia distintos monumentos e instituciones que casualmente se atravesaron, como bancos, las instalaciones pertenecientes al ejército mexicano y otras trasnacionales que salían al paso mientras se llegaba a Lomas de Chapultepec, donde se ubica la embajada de Israel, la cual estuvo fuertemente resguardada.

$!La contramarcha LGBTIQ+: No es orgullo, es rabia

Los discursos estuvieron a la orden del día, mientras las pequeñas llamas mantenían alerta a los granaderos que fueron tachados de cobardes y traidores de la patria: “El alza de la violencia afecta de manera desproporcionada a poblaciones históricamente oprimidas. Entre tanta sangre la injusticia se volvió norma y esto alcanza también a las víctimas de crímenes de odio, transfeminicidios, feminicidios y otras expresiones de LGBTIQfobia. Si la disidencia sexual no denuncia todo esto, es blanca, y cómplice de estas violencias estructurales”, se escuchó salir de los altavoces ante los gritos y aplausos de los presentes que pintaron la bandera de Palestina en el piso, realizaron pintas en las casas y edificios adyacentes y a ritmo de batucada también le pusieron música y fiesta a una manifestación donde se denunció el genocidio capitalista y occidental y además se quemaron enormes fotos del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y Donald Trump.

Las vallas que no dejaban pasar a la cuadra de la calle Sierra Madre donde se erige la vilipendiada embajada, no fueron suficientes para atajar los gritos, cohetes y mentadas de los ahí reunidos que, como rezaba una pancarta, se trataba de “jotas, ruidosas y revolucionarias”. Y es que en las redes sociales de la Contramarcha quedó claro que se trataba de un movimiento “antirracista, anticapitalista, antimperialista, antisionista, anticolonial, antifronteras, antipatriarcal, anticlasista, antimilitarista y antipesocentrista y que también es trans, transexual, transgénero, travesti, no binarie, puteril, VIH positiva, neurodivergente, anticapacitista, ambientalista y antisistema”.

$!Así fue la Contramarcha de la Rabia: Con Juanga, tambores, solidaridad y harta furia.

“Quieres más o te guiso un huevo”, parecía decirle esta marcha disidente a su hermana de enfrente, a la que en el zócalo reunió a 800 mil personas. De regreso todo era fiesta, alegría y también rostros felices que hicieron catarsis al salir a defender causas que requerían politizar los cuerpos, los corazones, los pasos y que, al levantar todos juntos los puños, se puso el foco y la rabia en aquellos que están sufriendo doble y triple discriminación en países que no son el nuestro, pero también a tender lazos y puentes a los nacionales que sufren violencias y que se podría resumir en aquel discurso que daría el EZLN a su llegada al Zócalo capitalino en 2001: “No permitas que vuelva a amanecer sin que esa bandera tenga un lugar para nosotros, los que somos el color de la tierra, el corazón olvidado de la patria”.

$!La tragedia del magistrade formó parte de los reclamos de los asistentes.

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La escena no podía ser mejor. La marcha de la “Ternura Radical” culminó de nuevo en el Metro Auditorio donde presencié como una pareja de lesbianas chocaban sus manos en señal de triunfo y luego, dándose un tierno beso, coronaron el momento con una frase contundente “este es el verdadero pride”. Atrás venía llegando el contingente que dejó la lucha por un momento y con todo la lentejuela y amaneramiento del mundo coreaban: “Si Juanga viviera, con nosotros anduviera, si Juanga viviera, con nosotros anduviera”. Así fue la Contramarcha de la Rabia: Con Juanga, tambores, solidaridad y harta furia.

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Licenciado en Letras Hispánicas. Periodista con más de 20 años de trayectoria en el ámbito cultural y de entretenimiento. Ganador de 13 premios de periodismo. Colaborador de la revista Selecciones y Showroom. Gerente de prensa y Relaciones Públicas de la agencia de managment: MM:Agency en la CDMX. Colaborador de Curiosity Media, fundada por el productor Pedro Torres.

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