Regina López, el sueño de una gran chef

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/ 10 febrero 2019

Regina ha sido catalogada como una de las participantes más fuertes del programa por su habilidad en diversas técnicas

Todo México está a la expectativa de qué pasará con Regina, Ismael “El Chino” y Geny en el último episodio de una de las temporadas más polémicas de “MasterChef México” reality en donde hubo de todo, inclusive la visita de ganadores de temporadas anteriores y retos que a todos divirtieron.

Regina López García de 22 años de edad es una de las rivales más fuertes de la competencia; no solo cocina bien, sino que su carisma la ha ayudado a aceptar las críticas de los chefs y aprender de ellos. Es estudiante de gastronomía y por eso esta oportunidad le vino como anillo al dedo, para adelantársele a su generación, al estar entre los chefs más importantes del país.

Regina, originaria de Acapulco y quien apenas tiene tres años viviendo en la Ciudad de México, contó que antes ya había estado a punto de entrar a MasterChef, pero no lo consiguió y por eso ahora fue directo al reto:

“Para el casting de MasterChef cociné salmón; lo hice pensando en mi novio porque a él le gusta mucho cómo me queda y tras no haber quedado en la temporada pasada, ahora me siento muy orgullosa de estar donde estoy. Lo que me impulsó fue el orgullo de ‘ahora sí lograrlo’ y jamás me imaginé quedar entre los finalistas y aprender tanto”, relató vía telefónica.

Regina es muy apegada a su familia, vivió casi toda su vida en León, Guanajuato y al llegar a la capital del país decidió estudiar gastronomía y le preguntamos sus razones:

“Mi amor por la cocina no nació en un momento específico porque siempre ha estado ahí; desde muy chiquita yo sabía que mi camino iba por el lado de la cocina y ha estado súper claro desde que yo tenía tres o cuatro años que quería dedicarme a eso”.

 

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“A los dos años ya hacía tortillas ‘según yo’”, recordó. “Y terminaba haciendo gorditas. Los fines de semana eran de ley la carne asada con mi papá y siempre me encargaba de hacer el guacamole, así me gustaba lucirme en la cocina los domingos”, explicó.

Como si se tratara de un lienzo en blanco, Regina ve a la gastronomía y toda la riqueza cultural del mundo culinario como pinceles y colores; por eso eligió esa carrera y aunque aún le faltan tres años ya se dedica a trabajar en el restaurante de Edgar Núñez, el chef que fue invitado para el reto de las truchas. “Es un sueño cumplido trabajar con él”, declaró. “Quiero trabajar con más chefs, los mejores del país y luego viajar al extranjero para aprender técnicas y combinar culturas, así de alguna manera expresarme de una forma más original, eso sí, jamás me volverán a ver en televisión, yo soy de cocina”, puntualizó con firmeza.

Uno de los grandes retos que enfrentó Regina fue matar animales para cocinarlos. “Tenía mucho miedo de matar a los animales porque me pesa mucho quitarles la vida. Siempre supe que si me dedicaría a esto pues tenía que superar ese miedo y en el programa lo alcancé: o lo hacía o lo hacía y así es la vida en general, no superas un miedo hasta que no te queda de otra”, expresó.

Los tres del jurado: Betty, Benito y Herrera sin duda alguna son imponentes figuras de la gastronomía nacional y para Regina, el chef Benito fue quien más enseñanzas logró darle: “Lo admiro muchísimo, es el que más se enfocaba en hacernos aprender a todos”, admitió.

Y aunque el futuro es incierto, aún no sabemos qué pasará esta noche con los últimos tres competidores pero si algo tiene en claro Regina es que no volverá a salir en la tele y toda su pasión por la cocina la va a expresar el resto de su vida: “La vida y el destino dirán pero yo ya tengo un camino que seguir y con base en eso que Dios decida. Si pudiera poner un restaurante lo haría en México para impulsar nuestra gastronomía; sí sería comida gourmet al 100 por ciento con técnicas europeas pero honrando siempre a nuestra tierra”, finalizó.

 

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