Sherlock Holmes a la mexicana
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Vicente Quirarte prepara una novela donde el detective visita México
CIUDAD DE MÉXICO. Se dice que a Holmes, creación maestra del narrador británico sir Arthur Conan Doyle, le gustaban las galletas y que su aspecto físico era semejante al de un pájaro, que su temperamento era neurótico, obsesivo, cerebral y habitaba el inexistente 221B de la calle Baker, en Londres, o que durante una época de su vida fue consumidor de cocaína en una solución al siete por ciento, como lo recuerda el narrador y poeta Vicente Quirarte Castañeda, quien adelanta a Excélsior que prepara una novela donde este detective visitará México.
La novela está en proceso e incluirá al capitán Arístides Bringas y su asistente Sebastián Casanueva, –protagonistas de su novela “La Isla tiene forma de Ballena” (2015)–, para ubicarlos en 1891, cuando el capitán ya es un hombre mayor y le pide a su asistente que cuide a un detective inglés que llegará a este país. Ese detective será Sherlock Holmes.
La novela será una ucronía, detalla Quirarte, y estará ambientada en 1891, año en que Sherlock finge su muerte y vive oculto, lo cual ha servido para que autores y lectores creen historias paralelas durante ese momento.
“Una de esas posibilidades sería que Sherlock viajara a México, huyendo del frío inglés y en busca de cierto descanso... aunque una mente tan activa como la suya tendría que irse por el lado del crimen, y ahí lo llevaré a conocer al escritor Ángel de Campo”, y a otros personajes célebres de ese tiempo.
De forma paralela, la Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura, prepara la publicación de una antología con relatos inspirados en las aventuras y la figura del detective inglés, creado por autores mexicanos como Élmer Mendoza, Vicente Alfonso, Iván Farías y Bernardo Esquinca, compilados por Francisco Haghenbeck, que circulará en octubre próximo.
En este punto, Vicente Quirarte vuelve al detective inglés y se pregunta cómo logró convertirse en una figura vigente, por encima de otros detectives como: Auguste Dupin, de Edgar Allan Poe, o de Hércules Poirot, de Agatha Christie.
La historia nació con “El Estudio en Escarlata”, la primera aventura de Holmes, publicada en 1887, explica el novelista y también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML). “Entonces él no pensaba que su detective fuera parte de una serie, sino que escribió aquella novela con un personaje que resolvía los casos mediante el arte de la deducción, acompañado del Dr. Watson, quien a la postre sería el escribano de sus aventuras”.
“Tan es así que el personaje –que aparece en cuatro novelas y 56 relatos de ficción– muere prematuramente en las cataratas de Reichenbach. En ese momento los lectores protestan, y Conan Doyle –también autor de las historias del Profesor Challenger y del brigadier Gerard–, debe resucitarlo, más tarde, en La aventura de la casa vacía, que nos llevaría a los años ocultos de nuestro detective.
“De estos relatos, añade Quirarte, me gusta más ‘El signo de los cuatro’ y ‘El sabueso de los Baskerville’... Quizá esta última un poco más porque es su novela más fantasmal y fantástica. También podría citar una de sus más repetidas y adaptadas: ‘La aventura de la banda moteada’, ‘La vida de los pelirrojos’ y ‘La aventura de la casa vacía’, donde el personaje vuelve a la vida y se le presenta a Watson”. concluye.