‘Tres Anuncios Por Un Crimen’, una historia de maldad y redención
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Espectacular y ácida comedia, con una historia fuerte y atrapante, este festín de personajes profanos y fascinantes es una auténtica joya
Calificación: 10 de diez
Un momento puedes estar riendo, en otro retorciéndote de incomodidad y en el siguiente auténticamente conmovido. Así es “Tres Anuncios Por Un Crimen” (“Three Billboards Outside Ebbing, Missouri”). Ya sé que es un muy torpe lugar común decir que esta cinta tiene todo, pero es cierto. Las emociones antes mencionadas pueden ocurrir una tras otra en cuestión de minutos, lo cual habla de un guion sobresaliente y una dirección sólida, que hacen que esta película fluya con toda naturalidad en medio del pequeño caos de violencia que orquesta con un elenco repleto de personajes políticamente incorrectos. La comedia negra de Martin McDonagh nunca fue tan precisa y ácida como aquí, pero lo mejor es el enorme corazón que tiene. Uno no lo esperaría de esta historia, pero, casi con el sigilo de un gato, se mete en nuestras entrañas de una forma que no esperábamos.
La cinta cuenta sobre Mildred Hayes (Frances McDormand) una mujer cuya hija fue violada y asesinada. Al no haber ningún arresto ya en bastante tiempo, se le ocurre una idea genial: compra tres enormes espectaculares a las afueras de su pueblo, donde reclama abiertamente a las autoridades por este hecho. En ellos señala al Sheriff Bill Willoughby (Woody Harrelson), con lo cual se desata una serie de eventos que darán un giro a la vida de varios de los habitantes del lugar. Ella, con personalidad de hierro, tiene que lidiar con la gente que la juzga, su disfuncional familia y un policía racista al que no le hacen nada de gracia sus letreros. Entre amigos y enemigos, intentará encontrar consuelo y quizá venganza ante el hecho terrible que parece no tener ninguna resolución satisfactoria dentro de pronto.
Por sí solos, los personajes de esta película son deliciosos, sobre todo la protagonista, además de brindar la mejor actuación en la carrera de Frances McDormand. Casi creo que un día común al azar en la vida de esta señora, sería igual de fascinante de ver que este intenso drama. Esto es porque Martin McDonagh, guionista y director, construye a sus personajes de forma minuciosa. Y no son cualquier personaje. Mildred es una mujer que sufrió maltrato en su matrimonio, pero es fuerte, dominante y tiene una forma particular para lidiar con sus hijos. Está lejos de ser una madre cariñosa, pero tampoco es malvada. Hay mucho amor dentro de ella, pero no lo demuestra como se cree que es correcto. El Sheriff Willoughby y el oficial Jason Dixon, interpretado por Sam Rockwell, son los otros dos pilares que sostienen la trama y de ellos también se puede decir bastante.
Desconozco cómo trabaja McDonagh, pero me da la impresión de que podría escribir libros enteros con las biografías de los personajes antes mencionados. No importa si es cierto, lo importante es que da esa sensación, porque son personajes escritos con detalle, completos y bien trabajados, independientemente de que los actores que los interpretan sean fabulosos. Conocemos a sus familias y tan sólo en la dinámica que llevan respectivamente, entendemos bastante. Este es el trabajo de un buen guion: deconstruir a sus personajes por medio de pequeños momentos, instantes que nos hacen ver más allá de lo aparente. El viaje emocional de todos ellos se maneja de la misma manera. Se transforman, no son seres humanos planos. Son personalidades fuertes, pero que se mueven como una masa deforme en llamas.
La historia es en apariencia sencilla y es esta aparente sencillez también otra de sus virtudes. Una mujer enojada, tres letreros. Con eso basta. Pero los hechos que acontecen, con todo y sus momentos graciosos, son mucho más. Creo que esta cinta abarca una enorme cantidad de temas dependiendo del ángulo en que se vea. Todos los sobrelleva con maestría. Las injusticias de un sistema fallido, el duelo de una mujer, la redención de personajes repletos de odio y la generosidad y la paciencia como virtudes. A lo mejor se me escapan más, pero esta es una historia llena de matices, donde la propia personalidad fuerte de todos sus personajes es parte de la narrativa. La historia es casi idéntica a quienes la habitan: furiosa, incapaz de contener sus palabras, brutal y honesta en cada momento.
Por si fuera poco, su ritmo nos toma por la garganta y nos arrastra por el suelo. Nos tiene presos desde el comienzo, con un arranque fuerte. En este sentido, parece que el guion tiene casi una cualidad literaria. Los diálogos que se escupen son fabulosos, por ejemplo, las cartas del Sheriff Willoughby podrían ser una historia completa por su cuenta. Esto es lo que genera un relato bien contado. Se mueve con tal fluidez que pasa de los momentos dramáticos a los cómicos sin tropezarse para nada. Es un ir y venir, a gran velocidad entre estos dos polos. Y ninguno es gratuito, el drama ya de por sí es poderoso por su cuenta, pero la comedia tiene sentido y sirve el propósito no sólo de hacer avanzar la historia, sino de conocer más a quienes la habitan. De tal suerte que cuando llegan momentos íntimos y conmovedores, nos tiene en la palma de su mano.
Seguido vuelvo a los personajes, porque creo que son el centro de la historia y porque sus elementos primordiales, comedia, drama y moraleja, funcionan. Ahora que si bien tiene algo que decir y un discurso, no se trata de un ejercicio moralista ni mucho menos cursi. Quizá hasta para algunos la idea central podría pasar desapercibida, pero está ahí, presente en todo. Aunque, como ya dije, uno puede apreciar esta cinta de muchas maneras. ¿Se quiere divertir? Hecho. ¿Quiere ver un buen drama? De acuerdo. ¿Busca conmoverse? Seguro. Que una historia sea capaz de esto no es cualquier cosa. Es el logro de un trabajo fuerte en el arte de contar buenas historias.
El dato
Director: Martin McDonagh.
Elenco: Frances McDormand, Woody Harrelson, Sam Rockwell, John Hawkes, Peter Dinklage.
Género: Drama / Comedia
Clasificación: B15
Duración: 115 minutos