Abuso sexual infantil: cómo prevenir y proteger sin criar desde el miedo
En el artículo en línea podrás ver tips para detectar abusos y tips para trabajar con los niños.
El 8 de septiembre nos recuerda una de las heridas más graves que puede sufrir un niño: el abuso sexual. Y ante esta realidad, es común que como padres nos pongamos a la defensiva, vivamos con miedo y estemos listos para atacar a cualquiera que consideremos un peligro.
Pero aquí está el riesgo: cuando educamos a nuestros hijos solo desde la desconfianza, ellos terminan creciendo con la idea de que el mundo es únicamente una amenaza. Y ese aprendizaje, en lugar de estar basado en la conquista, en el valorarse a sí mismos y en cuidar su dignidad, se siembra en el miedo.
Proteger no es lo mismo que defender. Defender muchas veces significa reaccionar con enojo, buscar culpables o desahogar la rabia. Proteger, en cambio, es dar soporte, es cuidar la seguridad emocional de nuestros hijos, es acompañarlos para que tengan la fuerza interior de reconocerse valiosos.
Cuando algo no anda bien
El abuso sexual rara vez se ve de manera directa. Casi siempre se esconde en pequeños cambios que necesitan ser observados con atención:
- Alteraciones en el sueño o en la alimentación.
- Actitudes de retraimiento, o lo opuesto: conductas sexualizadas que no corresponden a su edad.
- Miedos repentinos hacia personas o lugares.
- Cambios de humor sin explicación.
Ninguna de estas señales significa automáticamente que existe abuso, pero todas requieren una escucha cercana, libre de juicios, y la disposición de los adultos para acompañar sin minimizar.
Sorpresas sí, secretos no
Un niño nunca debería cargar con secretos. Es importante enseñarles la diferencia:
- Una sorpresa se espera con ilusión, se comparte, genera alegría cuando llega el momento de revelarla.
- Un secreto pesa, incomoda, da miedo... y un niño no debe guardarlo.
- Nombrar esta diferencia en casa da a los pequeños la libertad de hablar cuando algo no está bien.
Nuestra reacción importa
Con frecuencia me encuentro en consulta a padres que llegan con enojo, listos para “correr sangre”. Y aunque esa reacción es entendible, lo primero que necesita un niño no es ver a sus padres furiosos, sino sentirse seguro, escuchado y creído.
No debemos escandalizarnos ni moralizar. Tampoco minimizar. La clave está en escuchar con calma, mostrar apertura y transmitir que nunca será culpa suya.
Y ojo: no solo se trata de cómo reaccionamos cuando nos cuentan algo tan grave. También cuenta cómo reaccionamos ante sus errores diarios. Si cada equivocación provoca un regaño desproporcionado, ¿cómo se atreverán a confiar en nosotros para contarnos algo tan delicado como un abuso?
¿Qué entendemos por abuso?
El abuso no se limita a lo sexual. El abuso aparece cada vez que alguien pasa por encima del consentimiento del otro. Puede ser un empujón, una burla, un toque sin permiso, un grito que obliga a callar, un “no” que no se respeta.
Educar en los límites significa enseñar a decir “no” con seguridad, y también a respetar el “no” de los demás. Es en esas pequeñas experiencias cotidianas donde los niños aprenden lo que es el respeto y donde comienza la verdadera prevención.
Adolescentes, consentimiento y valor personal
En la adolescencia, muchos creen que “respetar su cuerpo” es sinónimo de “hacer con él lo que quieran”. Pero cuidar el cuerpo no es un tema de libertades absolutas, sino de reconocer el valor que tienen, la dignidad que los habita y que merece cuidado.
El consentimiento no es solo un “sí” o un “no”. Implica libertad, implica respeto, implica cuidar tanto a uno mismo como al otro. Es un tema profundo que merece su propio espacio, y lo abordaremos en un siguiente artículo dirigido a papás y adolescentes.
Criar desde la dignidad, no desde el miedo
La prevención del abuso no se logra metiendo miedo, sino cultivando dignidad. Enseñemos a nuestros hijos que su cuerpo es valioso, que merecen respeto, y que siempre pueden confiar en nosotros.
El 8 de septiembre no es solo una fecha para recordar el problema. Es la oportunidad de comprometernos como familias y como sociedad a crear una infancia más segura, más libre y más respetada.
En el artículo en línea podrás ver tips para detectar abusos y tips para trabajar con los niños.
Proteger no es asustar, es sostener. La infancia merece seguridad, confianza y dignidad. Recuerda que somos un todavía.
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