El quetzal, al borde de la extinción por caza y falta de hábitat, alertan

Vida
/ 6 diciembre 2015

"No son capaces de sobrevivir en cautiverio y una vez atrapados no se alimentan y fallecen", dijo Sofía Solórzano Lujano, investigadora de la UNAM

El quetzal, ave emblemática de Mesoamérica, está al borde de la extinción por la pérdida de su hábitat y la caza, alertó Sofía Solórzano Lujano, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
 
El saqueo, tráfico ilegales y la fragmentación y destrucción de sus hábitats han puesto a esta ave al borde de la extinción, detalló la experta de la división de investigación y posgrado de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.
 
Según un comunicado,el quetzal, adaptación de quetzalli, que en lengua indígena náhuatl significa “bella pluma brillante”, “está amenazado por depredadores como el tucaneta verde, ardillas y otros mamíferos nocturnos, que atacan sus huevos o polluelos pequeños”.
 
“Además de búhos, halcones y aguilillas, que matan a los adultos”, explicó la experta.
 
Pero además de los animales, el quetzal tiene que sortear la amenaza de los humanos, quienes los cazan, por sus plumas o para intentar venderlos como mascotas.
 
Tras ser capturados, los animales “no son capaces de sobrevivir en cautiverio y una vez atrapados no se alimentan y fallecen”, indicó.
 
También mueren por la pérdida de sus hábitats, situación que ha propiciado la desaparición de casi el 70 % de los sitios de anidación, agregó.
 
El Pharomachrus mocinno, nombre científico del ave, vive en los bosques nubosos de Oaxaca y Chiapas, en México, así como en los de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

La investigadora recordó que “su conservación es compleja” ya que como “especie migratoria” requiere protección y conservación no solo de los bosques de anidamiento, sino de los de migración.
 
La tala y conversión de estos espacios en sitios de cultivos de maíz y café, así como en pastizales para ganado, disminuyen sus posibilidades de supervivencia.
 
El ave está considerada en peligro de extinción en México y por lo mismo se establece que debe ser protegido.
 
Los países donde habita, México incluido, firmaron el acuerdo CITES, que regula el tráfico de especies amenazadas y establece la prohibición de traficar individuos de esta especie (vivos o muertos) o sus productos o subproductos.
 
Explicó que para las culturas del centro y sur de México era un animal sagrado; los aztecas lo asociaban con Quetzalcóatl y los mayas con Kukulkán.
 
En ambas culturas el vínculo era con deidades relacionadas con el cielo y la tierra, es decir, con el infra y el supramundo. Sus plumas eran tan valoradas que solo las portaban sacerdotes y gobernantes de alto rango; ejemplo de ello es el penacho de Moctezuma.

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