Escultura de 'niño gigante' incomoda a habitantes de Fukushima por evocar desastre nuclear
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Una pieza escultórica, en homenaje al resurgimiento de la ciudad japonesa afectada por un tsunami en 2011, es mal recibida por ciudadanos locales
Con más de dos metros y medio de altura, es imposible que los habitantes de la ciudad de Fukushima en Japón no noten la nueva escultura que se yergue en su estación de trenes. Sin embargo, está gigante presencia ha causado la incomodidad de la población, quienes quieren dejar atrás la tragedia ocurrida hace siete años.
La estatua que representa a un niño que porta una vestimenta similar a los trajes para protección contra contaminación nuclear, biológica y química, le preocupa a los residentes locales por el mensaje que pudiera mandar a los visitantes.
El terremoto que sacudió a Japón en 2011, convirtió a la planta nuclear Fukushima Daiichi en el escenario del desastre nuclear más grande desde Chernobyl, por ello los locales temen que quienes lleguen a la ciudad de otras partes del mundo puedan interpretar a la estatua como una advertencia para protegerse contra la radiación nuclear.
El niño gigante que sostiene en una mano un casco y una figura solar en la otra es autoría de Kenji Yanobe, quien bautizó a su creación como “Sun Child” y afirma que su intención nunca fue insinuar que existe peligro de radiación en Fukushima y que la iniciativa de poner su estatua en la estación ferroviaria fue del gobierno local.
Yanobe agregó que lo que deseaba comunicar con su obra era un mensaje de optimismo sobre el alto a las plantas nucleares y a favor del uso de energías limpias representadas por la estrella que el niño lleva en su mano.
El artista publicó una carta para disculparse por el malentendido y defender la creación del niño de ojos grandes que mira al cielo para "mostrar una esperanza brillante para el futuro”.
Hiroshi Kohata, alcalde de Fukushima, emitió una opinión similar. "Esta estatua me transmite esperanza y fuerza para hacer frente a la adversidad", dijo, y al mismo tiempo aseguró que el ayuntamiento sólo recibió un puñado quejas por la obra.
Por otro lado, el artista también recibió apoyo en redes sociales. No obstante, lo cierto es que para la población local el recuerdo del enorme tsunami que devastó la ciudad el 11 de marzo de 2011, y luego desencadenó el desastre radioactivo en la central nuclear local, es algo más que un episodio pasajero.