¿Funcionan las mascarillas faciales LED?
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Las mascarillas faciales de fototerapia o de LED, utilizan diodos emisores de luz para iluminar la piel con longitudes de onda específicas con diversos fines.
Por: Melinda Wenner Moyer
Estos dispositivos emisores de luz están por todas partes en internet. Preguntamos a los expertos si pueden reducir las arrugas, eliminar el acné y mucho más.
Probablemente hayas visto esta escena en las redes sociales: gente (normalmente mujeres) tumbada en sofás o camas con máscarillas faciales al estilo de los asesinos en serie, de las que emanan luces de colores.
Estos artilugios, que suelen denominarse mascarillas faciales de fototerapia o de LED, utilizan diodos emisores de luz para iluminar la piel con longitudes de onda específicas con diversos fines, como reducir las arrugas, reafirmar la piel y controlar el acné.
Estos aparatos, que también están disponibles en forma de varita, son muy populares. También pueden ser caros y algunos cuestan varios miles de dólares.
¿Funcionan? Hemos preguntado a dos dermatólogas y dos cirujanos plásticos faciales.
¿Qué se supone que hace la fototerapia?
Las mascarillas LED tienen orificios para los ojos y la boca y suelen sujetarse con correas. Las varitas manuales se presionan ligeramente contra la piel y se mueven lentamente. Ambas bañan la piel con distintas longitudes de onda de luz, según lo que intenten conseguir.
Muchos aparatos emiten luz roja con longitudes de onda entre 630 y 700 nanómetros. La luz roja puede penetrar profundamente en la piel para estimular la producción de colágeno y elastina, proteínas que ayudan a mantener la fuerza y elasticidad de la piel, dijo Akshay Sanan, cirujano plástico facial de Boston. Al potenciar esas proteínas, la luz roja puede minimizar las arrugas y ayudar a que la piel parezca más joven. También puede “reducir la inflamación y acelerar la cicatrización”, dijo Sanan.
Otros dispositivos emiten luz infrarroja cercana, de unos 700 nanómetros o más, que puede favorecer la cicatrización de heridas y reducir la inflamación crónica, dijo Sanan.
No está claro exactamente cómo la luz produce estos efectos, dijo Prem Tripathi, cirujano plástico facial del norte de California. Pero se cree que las células de la piel absorben la luz y la convierten en señales que aumentan la producción de proteínas y ayudan en otros aspectos de la cicatrización.
Algunos aparatos emiten luz azul, normalmente entre 400 y 490 nanómetros. Se cree que estas longitudes de onda más cortas penetran menos profundamente en la piel, dijo Sanan, donde pueden matar algunos tipos de bacterias y reducir la actividad de las glándulas sebáceas, ayudando a controlar el acné.
Muchos productos pueden alternar entre distintas longitudes de onda, según tus necesidades.
¿Funcionan las mascarillas caseras?
Aunque las investigaciones sugieren que la fototerapia en general puede beneficiar a la piel, se han realizado pocos ensayos controlados sobre los tipos de dispositivos caseros que son populares ahora mismo.
En un ensayo controlado aleatorizado publicado en 2007, los investigadores reclutaron a 76 personas (principalmente mujeres) con arrugas faciales. Utilizando una mascarilla LED de venta libre, los investigadores aplicaron luz roja, luz infrarroja cercana, una combinación de ambas o luz de placebo a los lados derechos de la cara de los participantes. Lo hicieron durante 20 minutos dos veces por semana durante cuatro semanas. Cada forma de tratamiento con luz redujo la aparición de arrugas y mejoró la elasticidad de la piel en comparación con el tratamiento de placebo.
Whitney Bowe, dermatóloga de Nueva York, dijo que, según sus observaciones clínicas, los pacientes que utilizan sistemáticamente estos dispositivos experimentan mejoras “notables” en la firmeza de la piel y, a veces, en el enrojecimiento.
Sin embargo, cuando se trata de utilizar la luz azul para controlar el acné, los resultados son más dispares.
En una revisión y análisis de 2019 de 14 ensayos clínicos sobre la eficacia de la terapia con luz azul para el acné, incluidos los tratamientos realizados en consultas médicas, los investigadores determinaron que la mayoría de los ensayos estaban mal diseñados, lo que impedía “llegar a una conclusión firme”.
Existen aún menos investigaciones sobre los efectos de los dispositivos de uso doméstico. En un estudio de 2011 en el que participaron 30 adultos con acné facial de leve a moderado, los participantes utilizaron un dispositivo manual de luz azul dos veces al día durante dos días en un lado de la cara, y utilizaron un dispositivo a manera de placebo en el otro lado. Diez días después, los participantes tenían significativamente menos acné en el lado en el que habían utilizado el dispositivo de luz. Sin embargo, uno de los autores del estudio era asesor de la empresa que fabrica el dispositivo, lo que supone un conflicto de intereses.
Aunque la terapia con luz azul resulte eficaz contra el acné, es posible que no lo elimine por completo, dijo Azadeh Shirazi, dermatóloga de La Jolla, California. No sustituirá a otros tratamientos tópicos más probados, como los retinoides, ni a procedimientos en consulta, como la terapia con luz pulsada intensa, dijo.
Es seguro utilizar la fototerapia junto con otros tratamientos para el acné, como el retinol, dijo Angela Lamb, dermatóloga del Mount Sinai Dermatology de Nueva York. Actúan de formas distintas, por lo que es probable que sus beneficios sean aditivos, dijo.
¿Hay aparatos mejores que otros?
Lamb recomienda elegir un aparato que se comercialice como “autorizado por la FDA”, lo que significa que la empresa ha facilitado información a la Administración de Alimentos y Medicamentos que demuestra su seguridad y eficacia. Tanto las varitas como las mascarillas pueden funcionar, pero las varitas suelen requerir más esfuerzo porque hay que deslizarlas manualmente por la cara, dijo.
Shirazi recomendó elegir aparatos con bombillas espaciadas uniformemente para que todas las zonas de la piel reciban el mismo tratamiento. En general, cuantos más focos tenga un aparato, mejor, para maximizar la cantidad de luz que incide en la piel, dijo Tripathi.
Antes de utilizar cualquier aparato, lávate la cara para ayudar a que la luz penetre en la piel, dijo Shirazi. Y utilízalo siempre según las indicaciones: normalmente de 10 a 20 minutos por sesión, de tres a cinco veces por semana. Y “ten paciencia, ya que los resultados visibles pueden tardar varias semanas de uso constante”, dijo Shirazi.
Aunque los efectos secundarios son raros, pueden producirse, dijo Sanan. La luz puede dañar los ojos, por lo que es importante llevar gafas protectoras o cerrar los ojos cuando se utilicen dispositivos manuales, o utilizar mascarillas con orificios oculares o protectores oculares, dijo. Las personas que toman medicamentos que pueden causar sensibilidad a la luz —como algunos retinoides, antibióticos y antidepresivos— pueden tener un mayor riesgo de sufrir efectos secundarios como enrojecimiento y ardor. Las personas con tonos de piel más oscuros pueden, en raras ocasiones, experimentar un oscurecimiento de la piel tras la terapia LED. El oscurecimiento de la piel es más probable si el tratamiento calienta la piel; lo ideal sería que no lo hiciera, dijo Bowe. Pero si lo hace, quizá debas dejar de utilizarlo.
Sanan dijo que las personas embarazadas o que padezcan infecciones cutáneas activas, afecciones que las hagan sensibles a la luz o ciertas enfermedades autoinmunes, deben evitar el uso de dispositivos LED, a menos que hayan consultado antes a un dermatólogo.
Aunque a veces tienen un aspecto ridículo, estos dispositivos parecen beneficiar a la piel, dijo Sanan. Pero, añadió, “suelen funcionar mejor como parte de un régimen más amplio de cuidado de la piel que como solución independiente”.