Las visiones de uno mismo
Esta semana se dio a conocer al ganador y se hizo apertura de la exposición de la primera Bienal Nacional de Autorretrato Rubén Herrera.
Tiempo atrás, el autorretrato de liberó del estricto realismo para abrirse a nuevas formas de reinterpretar el género. La primera Bienal Nacional de Autorretrato Rubén Herrera es un ejemplo que defiende tanto las técnicas clásicas de la pintura como las visiones contemporáneas para la proyección personal.
La convocatoria, que se dio a conocer a nivel nacional mediante la página de la Secretaría de Cultura Federal, reunió a 126 participantes residentes de México y tuvo como ganador a Julio César Martínez Miranda por su pieza “Imagen y semejanza en tonos rojos” más cuatro menciones honoríficas.
El dictamen estuvo a cargo de Miriam Kaiser, promotora cultural y ex directora del Museo del Palacio de Bellas Artes , Erik Castillo Corona, crítico y curador de arte independiente así como al artista local Marco Antonio Gómez Saucedo, quienes tomaron la decisión el pasado 28 de abril en el Centro Cultural del Bosque INBA, Ciudad de México.
“Si bien fue un concurso acotado al autorretrato, se pueden advertir enfoques, discursos y maneras de producir distintas y aunque todo se reduce a piezas bidimensionales, precisamente por el tributo a Rubén Herrera, de todas maneras se ven procedimientos plásticos que no son uniformes”, explicó Castillo para VANGUARDIA.
Gómez Saucedo aseguró que es la primera vez a nivel nacional que se realiza una convocatoria de este estilo y que los procedimientos de deliberación se llevaron a cabo armónicamente, asegurando que todas las obras participantes serían dignas de añadirse a una exposición.
Además del reconocimiento, “Imagen y semejanza en tonos rojos” fue premiada con un incentivo de 120 mil pesos, convirtiéndose así en pieza de adquisición para la colección del museo.
“Lo que yo siempre he defendido es la pintura y las técnicas tradicionales, y sobre ese tema me enfoqué en plasmar lo que soy yo, el ambiente donde vivo así como el espacio - tiempo”, explicó Martínez, el ganador.
Castillo señaló que la selección de Julio César como ganador es una cosa que refresca los concursos de pintura, defendiendo los dogmas de la pintura realista pero introduciéndose en nuevas formas de pensar el arte.
“Hoy se da por sentado que el realismo equivale al arte y eso no es cierto. Se piensa que el virtuosismo en la representación conseguida a como dé lugar tendría que equivaler a una obra valiosa y no es así. El trabajo de Julio César asume el realismo de una manera no problemática y simuladora”, explicó el crítico.
Añadió que en la pintura se puede observar al autor pintándose a sí mismo de una manera no realista, sino como una silueta gestual con un escurrido dentro del cuadro de una forma que describió como mimética.
“Su pintura contiene una ironía propia, es como una pintura naturalista situada en un espacio un poco irreal, que podría ser un paisaje o un espacio pictórico y al estar pintando una figura más abstracta, el cuadro es capaz de reírse de sí mismo”, dijo Coronado.
Destacó que para él, esta premiación le adjudica el beneficio a un artista joven que se muestra comprometido con la producción y con un nivel importante en su trabajo cotidiano.
“Fue muy importante saber que el trabajo de Julio César está muy bien sostenido por el oficio que ha estado ejerciendo desde que se dedica a la pintura, pues su constante trabajo y su propuesta ha estado presente en muchos certámenes”, añadió Magdalena Dávila, encargada del recinto a Rubén Herrera y creadora de esta bienal.
La muestra que reúne a los 27 seleccionados de la convocatoria fue inaugurada este martes y permanecerá abierta al público en el Museo Rubén Herrera hasta el próximo 30 de junio.
LA BIENAL
La exposión se inauguró el pasado martes y permanecerá hasta el 30 de junio
>Convocó a participar con autorretratos en técnicas diversas con un formato estándar
> Las pinturas fueron seleccionadas para dar un panorama general de la convocatoria.